Hoy las Farc cumplen 37 años en la aparente cúspide de su poder y ostentan el título de ser la guerrilla más fuerte y antigua de América latina, aunque con escaso apoyo popular. Atrás parecen haber quedado esos años en que un puñado de campesinos que tenían un década de experiencia en combates contra gobiernos conservadores y una dictadura militar fundaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, en medio de una represión gubernamental de lo que se denominó República Independiente de Marquetalia, al oeste del país. Pero a diferencia de los zapatistas de México, el mensaje de las Farc no parece haber llegado a la gente, según las encuestas que le dan menos del 5 por ciento de popularidad. Las autoridades las sindican como responsables de un cuarto de los más de 3.000 secuestros anuales que se cometen en el país y de los ataques a más de 70 poblaciones durante el 2000.
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