Londres. - La campaña electoral británica, que apenas ha arrancado, se centra en los impuestos: los conservadores prometen bajarlos y los laboristas, al menos, no aumentarlos. El plan fiscal de los "tories" está ya en el contenido en su programa electoral, en el que se promete que un gobierno conservador, si llega al poder el próximo 7 de junio, recortará impuestos por un total de 12.000 millones de dólares al año. Los laboristas, aunque no hablan de reducir impuestos, no parecen dispuestos a subirlos, según su plan electoral. Esta promesa fue aprobada por los ministros del gobierno y destacados miembros del comité ejecutivo del Partido Laborista, pese a las dudas de algunos sectores, señaló The Guardian. No obstante, el ala izquierda del partido teme que este plan pueda "atar las manos" al ministro de Economía, Gordon Brown, a la hora de hacer una distribución de fondos, sobre todo si se quiere mantener la inversión en los servicios públicos, añade el diario. Un informe que acaba de publicar el Instituto de Estudios Fiscales ha advertido que será necesario aumentar los impuestos sobre la renta por un total de unos 7.500 millones de dólares al año en los últimos años de la próxima legislatura si el laborismo quiere mantener la reconstrucción de los servicios públicos. En una conferencia en Londres junto con otros ministros, como Gordon Brown, Blair no quiso adelantar sobre el contenido del manifiesto, pero destacó los logros de su gobierno, sobre todo en materia económica, con el descenso del desempleo y la inflación. "Mientras llevemos bien la economía, entonces tenemos el dinero para invertir en servicios públicos. Lo más importante es la estabilidad de la economía. Si uno quiere votar por mí, que lo haga pensando en ello", agregó el primer ministro. El Partido Laborista británico ha prometido que, de ganar las próximas elecciones, su segundo mandato será más radical que el primero, sobre todo en lo que se refiere a mejorar la educación, el Servicio Nacional de Salud (NHS, siglas en inglés) y el transporte.
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