La Rioja (enviado especial).- Los nervios le jugaron una mala pasada a la funcionaria del Registro Civil que llevaba el peso de la faz burocrática de la boda planteando las fórmulas de práctica al informar a los novios los requerimientos y responsabilidades que conlleva el matrimonio por civil. Si no es por el novio, que con sonrisas le advirtió que debían ser interrogados de pie, la mujer les hubiera permitido permanecer sentados. Fuera de todo protocolo, más distendida, después de escuchar la respuesta afirmativa de Menem, la mujer se permitió una broma: "Al menos ya tenemos el 50 por ciento de la confirmación", dijo. Menem tomó del brazo y de la mano a la novia durante la ceremonia, jugó con sus dedos, pero se mostró evasivo cuando ella insistía en darle un beso en la boca, que, además, primero la platea en la residencia y luego la popular en el polideportivo, pedían. En cierta forma acosado, el novio le dio un piquito suave, apenas un contacto de labios. Ya durante la fiesta en el polideportivo, la gran cantidad de gente le jugó una mala pasada a uno de los custodios de la pareja. El hombre, muy corpulento, intentaba establecer una distancia mayor entre ellos y el cortejo de invitados especiales que los seguían, tal vez para la foto. El infortunado hombre terminó pisando el talón de la novia cuando avanzaba de espaldas a ella. Aunque Bolocco giró en el instante y pareció quejarse, cuando volvió a mirar hacia los fotógrafos ya había recuperado su sonrisa. Tampoco la pasó bien el mozo destinado a atender exclusivamente a la pareja. ¿Agua mineral para la novia? Hay, pero en botella y no corresponde servirla así porque el protocolo indica que debe estar en una jarra. ¿Vino para el novio? Hay, pero tampoco hay jarra. ¿Fuego suficiente como para prender un habano recién regalado? No hay. ¿Cenicero? Tampoco. El hombre logró resolver con picardía algunas cosas, aunque en una de ellas la que ayudó fue la propia novia. Logró encender un buen fuego, suficiente, con una mecha de papel.
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