Año CXXXIV
 Nº 49.129
Rosario,
domingo  27 de
mayo de 2001
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Hay sostenes desde los 20 pesos para lograr "esas tetas tan soñadas"
Trucos femeninos para mejorar los pechos sin pasar por el bisturí
Corpiños "push up", un recurso para levantar y agrandar el busto. En Europa ya se usan los modelos con inflador

Laura Vilche

La pretensión puede pasar por tenerlas más chicas o más grandes, más juntas o separadas, pero nunca, nunca, caídas. Cuando no se tiene dinero, agallas o sencillamente no se acuerda con el principio de modificar la anatomía con el bisturí, las mujeres buscan en las lencerías más de un artilugio para tener las tetas a gusto y piacere. En esos casos el corpiño se convierte en el objeto salvador, ya sea para aumentar el volumen del busto a través de pícaras bolsitas o para achicar el tamaño con sostenes reductores paradójicamente inmensos.
Así, a partir de los 20 pesos (y no con los 1.500 pesos que cuesta implantarse una prótesis mamaria), los soutien conocidos como push up colaboran con quienes quieren lograr el gran pecho tan soñado. A tal punto ha llegado el frenesí de las mujeres por el tema que, en Estados Unidos, ya se comercializan mamas de siliconas por 50 dólares (el par) y en Europa, los corpiños con perilla: un ejemplar relleno de aire que se hincha de una a tres tallas con una especie de inflador. Dos modelos que aún no llegaron a las tiendas locales pero que más de una rosarina espera con impaciencia.
La humorista Gabriela Acher sostiene que "a las mujeres, a partir de los 50 años se les cae todo menos las encías" porque, según dice, "es lo único que se levanta". Pero para las vendedoras de distintas lencerías relevadas por La Capital, el problema que sufre el busto con la ley de gravedad comienza mucho antes de esa edad.
Tal vez por esa razón, tanto las de 20 años largos, como las de 30 y las de 40 comenzaron a apelar a los modernos modelos de corpiños para resistir el natural derrumbe anatómico.
Muchas habían tomado como costumbre colocarse un buen par de hombreras en las tazas de sus soutien. Pero, tras sufrir bochornosos episodios tanto en la vía pública como en la intimidad (porque los adminículos de goma espuma se caen con facilidad y delatan sin piedad el real tamaño de las lolas) comenzaron a recurrir a los corpiños armados.

Para todos los gustos
Hay dos detalles básicos a tener en cuenta al momento de aumentar o achicar el busto por medio de un sostén: están los reductores (esos anchos en el entrebusto y bajo las axilas, y de tela rígida) que se consiguen a partir de los 35 pesos y los push up, que levantan y hacen ver las lolas más grandes, desde los 25 pesos.
Las vendedoras dicen que a los primeros los piden las mujeres mayores. "Algunas tienen tanto busto que hasta se les hace un reborde bajo los brazos. Por eso los reductores son tan grandotes, cubren y sostienen bien todo el pecho", detallan en la tienda Jorge Alberto.
Para cumplir con el mismo objetivo hay desde los 30 pesos hasta corsé reductores: un súper corpiño que llega a la panza, logrando que se achaten los rollitos abdominales.
Los armados y push up son un tema más complicado debido a su amplia variedad. Los primeros tienen arco y el relleno incorporado, los otros traen unas bolsitas que se pueden colocar y sacar según la ocasión. El contenido de esas bolsitas puede ser de silicona, guata y hasta de agua, cuestión que obviamente modifica el valor de la prenda. En todos los casos se puede lograr el aumento de hasta dos tallas: es decir, un busto de 85 se puede ver como uno importante de 100 (típico de las mujeres de Divito).
Desde los 14 pesos se consigue un ejemplar de los armados. Pero para alcanzar los beneficios de un push up hay que juntar algunas monedas más: desde 20 pesos los de guata, y 25 pesos los de silicona. Los de agua, de origen colombiano, superan estos montos pero logran "un sensual movimiento" del frente superior femenino, explicaron en Falabella.

Los tres click
En la tienda Filus destacan un modelo de la firma alemana Triumph que permite tres posiciones alternativas para el busto: "cómodo", "realza" y "maximiza". El precio de esta joyita que "permite cambiar tu imagen con una ligera presión en su dispositivo central", según se lee en su publicidad, es saladito: unos 50 pesos. Pero, al ver los beneficios del corpiño en una foto, parece que la prenda bien vale ese precio. El multiajuste permite pasar sin esfuerzos de un busto natural, a uno sensual y sexy.
Otra variante, mucho más económica y especial para los vestidos escotados donde el bretel es por demás de inoportuno, son los corpiños adhesivos. Salen apenas unos 7 pesos, algunos tienen hasta aro y almohadilla. Eso sí, son descartables y el pegote que dejan de regalo luego de su uso, hay que sacarlo con agua tibia.
En definitiva, para tener buenas lolas no es necesario llegar a la cirugía. Y aún más: no hay que desesperar porque quedan muchos modelos que están prontos a arribar a las fronteras vernáculas. Según advierten las imágenes, están los que "centran y elevan", "separan", "realzan", "disimulan", "moldean", "sujetan". Un manojo de promesas en todos los colores, texturas y mecanismos que podrá satisfacer las fantasías de sus portadoras y también de más de un integrante de la tribu masculina.



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