El local donde funcionaba la carnicería del cabo Hugo López es propiedad de Santos Maturana. El hombre no estaba en su domicilio el día del crimen y asegura que su esposa, desde adentro, tampoco fue testigo. Maturana había alquilado el lugar tres meses antes con esperanzas de que creciera. Después del crimen de Marcelo Varela rescindió el contrato y no volvió a abrir el local. "Lo cerré porque no me gustó lo que pasó", dijo. Maturana trabajó 26 años como empleado en un puesto del Mercado de Concentración de Fisherton. Dice que perdió el trabajo por ir a atestiguar al juzgado que investigó el crimen. "No me daban ni un certificado y no pude justificar las faltas", señaló. Ahora hace changas , con lo que logra reunir la mitad de lo que era su sueldo. "Tengo lo justo para vivir, pero no puedo pagar la cuota de la casa", señaló. El local donde funcionó la carnicería podría brindarle un ingreso extra, pero Maturana aseguró que deberá pasar mucho tiempo para volver a pensar en darle un uso "por respeto a lo que ocurrió".
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