Paola Irurtia
Familiares de Marcelo Varela, muerto por un cabo de policía tras un presunto intento de robo en una carnicería, afirmaron que el joven no asaltó el negocio sino que pidió que le fiaran mercadería y que por otra parte se hallaba desarmado al momento de ser baleado por el suboficial. La muerte de Marcelo Varela conmovió a los vecinos del pasaje 1750, en el barrio Santa Lucía. El chico, de 23 años, fue asesinado por un cabo de la policía que trabajaba como carnicero en un local de esa calle, que no tiene más de 100 metros. El policía dijo que el chico entró a robar y que le disparó en respuesta a un ataque. Lejos de los tribunales, el barrio actuó de acuerdo a otra versión que rápidamente recorrió la calle: Varela fue a pedir carne, López se la negó, discutieron, y no bien el joven salió del local el policía le disparó por la espalda mientras el muchacho se alejaba. La carnicería cerró después del crimen y la familia de López nunca más volvió al barrio. López fue procesado por la jueza Alejandra Rodenas por el delito de homicidio en exceso de legítima defensa. Estuvo detenido durante siete meses y a fines de abril salió en libertad. A los familiares de Varela no les resulta extraño que el Chelo -como lo llamaban- haya ido a pedir comida porque esa era su costumbre cuando no tenía dinero. Asumen que seguramente se haya peleado ante una negativa del comerciante, pero sostienen que es imposible que estuviera armado. Es que a pesar de haber estado detenido por tentativa de hurto, el chico jamás usó un arma. "Ni siquiera un cuchillo. Les tenía miedo", aseguran los familiares. Por eso su madre, María Cristina Avila; su tío, Alberto Avila; y sus hermanos, sostienen que en la muerte de Marcelo faltan esclarecer muchos aspectos para llegar a la verdad. Uno de los puntos sobre los que tienen dudas es sobre el arma, calibre 22, que secuestró la policía el día del crimen. Según los familiares, el revólver fue encontrado en una zanja a medio camino entre la carnicería y la esquina donde cayó herido Varela. Pero López, en la reconstrucción del crimen, dijo que él respondió con tres disparos -uno es el que hirió mortalmente al chico- luego de que uno de los supuestos ladrones le disparara "desde la esquina". Por lo que el arma no podría haber aparecido en la zanja. Un testigo que pidió protección de identidad indicó que el intentar acercarse al sitio en el que posteriormente apareció el arma, vio que la policía tiraba un objeto al suelo y que no pudo seguir avanzando por orden de los agentes. Para despejar las dudas, los familiares buscan desde el día en que murió Marcelo a las personas que estaban en la carnicería, a los vecinos que vieron lo que ocurrió o a otros testigos ocasionales. La búsqueda resultó vana y hasta el momento, la Justicia sólo cuenta con la versión que dio el homicida sobre el episodio. La versión del cabo López indica que Varela fue acompañado de otros dos jóvenes, que se quedaron afuera del local. El suboficial sostuvo que el chico le robó 100 pesos -que nunca aparecieron- y cuando salió del negocio él fue hasta afuera, donde jugaban sus hijas. López agregó que al salir, los supuestos ladrones le dispararon y él se defendió con un primer disparo al aire. Pero después escuchó un nuevo disparo desde la esquina, donde uno de los jóvenes estaba agazapado detrás de la columna -sería Varela- y respondió con tres tiros "al bulto". Esa no fue la única versión. La primera indicaba que los jóvenes salieron efectuando disparos de la carnicería. Y que Varela resultó herido mientras corría hacia la esquina donde se desplomó. Uno de los disparos alcanzó a Varela por la espalda, a la altura del homóplato. Según le informaron a su tío en el Instituto Médico Legal, la bala atravesó un pulmón y desató una hemorragia masiva de tórax que le produjo la muerte a los pocos minutos. "Marcelo jamás usaría un arma, pero si lo hubiera hecho para dispararle al policía mientras corría tendría que haberle tirado de espalda", dicen los familiares que no creen en esa posibilidad. Por otra parte, ni la Justicia ni los familiares pudieron identificar a esos dos jóvenes que acompañaban al chico asesinado. Tampoco los vecinos que participaron de la investigación. Aunque en el barrio sostienen que esa noche en la carnicería había varias personas que fueron testigos del episodio. Una de esas personas, una mujer, fue al velatorio de Varela con un carro tirado por un caballo y comentó que había visto todo lo que ocurrió en la carnicería. Pero los comentarios llegaron tarde a los familiares, que nunca más supieron de ella. Los vecinos también afirman que había un grupo de chicos jugando en un local de video, que podrían colaborar con su versión de lo que ocurrió esa noche. Marcelo Varela había estado en una fiesta el día anterior a su muerte y esa noche planeaba cenar con sus amigos y después salir a bailar. Uno de los amigos, que los familiares identificaron y que declaró ante la jueza, fue el que avisó a la madre de Marcelo que el chico "estaba desmayado" en la esquina de Cerrito y el pasaje 1750 la noche del crimen.
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