El plantel del América de Cali pisó suelo rosarino sin evidencias de intranquilidad. Como si la consigna fuera mantener el aplomo que demostraron hace una semana en el gran triunfo conseguido en el Centenario ante Nacional, los jugadores caleños se mostraron muy amables con el puñado de curiosos que esperaban desde hora muy temprana en las adyacencias del hotel Riviera, y de a uno se fueron metiendo en los ascensores para luego bajar a cenar cerca de las 21.15. Si bien la mayoría prefirió dejar sus pertenencias antes de detenerse para hablar con la prensa, el único que encaró los micrófonos previo a conocer su habitación fue el entrenador Jaime de la Pava. "Sí, no hay problemas. Si quieren hablamos ahorita", se dirigió con su inocultable tonada caribeña hacia el racimo de periodistas, mientras uno de los jefes de la delegación se encargaba de los trámites del alojamiento. Con respecto a las diferencias que tendrá el enfrentamiento de hoy al que sostuvieron hace un año en el Gigante (empataron 3 a 3), el conductor de los diablos rojos expresó: "En el 2000 nos enfrentamos en la primera fase, en cambio ahora es un serie de 180 minutos. Las exigencias son diferentes, además Rosario viene de lograr una gran victoria en Calama ante Cobreloa. No es lo mismo jugar en la Copa en esta instancia que hacerlo al principio, cuando los clasificados son el primero y el segundo de cada zona". "Creo que puede darse un partido con muchos goles como se dio en la Copa del año pasado. Los dos somos equipos muy generosos con el espectáculo. Además nos conocemos mucho con el profesor Bauza", siguió derrochando su claridad para analizar las chances de su equipo en el Duelo Gigante.
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