St. Paul, EEUU. - El presidente estadounidense, George W.Bush, anunció el pasado jueves la nueva estrategia de producción del gobierno con el objetivo de salir de la crisis energética, lo que fue recibido con críticas por parte de los demócratas y ambientalistas y gobiernos extranjeros. Gobernantes europeos, preocupados por el efecto invernadero, criticaron la política de Bush, que se basa en multiplicar campos petrolíferos, minas de carbón, oleoductos, gasoductos y centrales nucleares. El déficit energético estadounidense está reflejandose en las cuentas externas del país: en marzo pasado, se informó oficialmente ayer, el déficit comercial trepó a 31.000 millones de dólares. Gran parte de esta enorme suma proviene de la importación de petróleo.
El plan, que fue presentado por Bush en St. Paul, estado de Minnesota, prevé la apertura a la explotación petrolera de la hasta ahora intacta reserva natural ártica de Alaska (lo que causará un serio impacto ambiental en la última reserva ártica de América), al tiempo que se reducirían las reglamentaciones sobre protección ambiental para nuevas refinerías de petróleo.
En los próximos 20 años se deberán construir al menos 1.300 centrales energéticas nuevas y tender miles de kilómetros de oleoductos, dijo Bush.
52% de petróleo importado
Estados Unidos depende en un 52 por ciento de las importaciones de petróleo, recordó el presidente. "Por lo tanto estamos entregados a los cambios bruscos de precios y en el peor de los casos a la extorsión", agregó.
Por este motivo es necesario explotar las reservas del parque natural ártico. Según datos aportados por Bush, allí se podrían extraer unos 600.000 barriles por día, aproximadamente la cantidad que en la actualidad Estados Unidos importa de Irak.
Los ambientalistas objetan que la explotación significaría la posible extinción del caribú, un reno norteamericano que usa el gigantesco parque ártico ahora desprotegido por Bush como zona de cría.
Vuelta a la energía nuclear
Bush exaltó asimismo a las centrales atómicas como una fuente de energía extremadamente limpia. Un quinto de la demanda energética del país se cubre a partir de la energía nuclear. Pero este recurso sufrió un brusco freno en los años 70 y 80, por presión de los ambientalistas y por los accidentes nucleares de Three Mille Island, en los años 70, y luego, en 1985, por la terrible explosión de la central ucraniana de Chernobyl, que desató una auténtica psicosis antinuclear.
"Con la energía nuclear podemos producir energía sin emitir un gramo de gases de efecto invernadero a la atmósfera", adujo Bush, muy criticado por Europa y Japón por haber desconocido unilateralmente el ya firmado Protocolo de Kyoto contra la emisión de gases de ese tipo, generalmente producidos por la quema de combustibles fósiles.
Ecologistas y demócratas criticaron duramente los planes presentados por Bush."Depender del petróleo y del carbón contamina el medio ambiente innecesariamente, en un momento en el que están disponibles tecnologías mucho más limpias", dijo el presidente del Instituto Worldwatch, Christopher Flavin. El líder demócrata en el Senado, Tom Daschle, manifestó que "el plan no mira hacia el futuro, sino hacia atrás". Richard Gephardt, demócrata de los Representantes, habló en manera similar.