En pocos días Alfonsín iniciará su campaña electoral para lograr una senaduría por la provincia de Buenos Aires. "Hace un tiempo no tenía ganas de ser candidato, pero ahora cambiaron algunas circunstancias", explica. Su idea es convertirse en el garante de un pacto de gobernabilidad que incluya a los partidos mayoritarios, dejando fuera de la disputa política algunas cuestiones básicas. Su vieja obsesión es lograr un contrapeso eficiente ante la omnipresencia neoliberal. "Gracias a Dios me respetan todos los sectores, más allá de que no me quieran. Podrán decir que no me comprenden, pero jamás que soy un irrazonable", sostiene en primera persona. Luego se entusiasma con el deber ser de la realidad argentina. "Eso está vinculado a la utopía de lograr al mismo tiempo la igualdad y la libertad. Digo utopía porque la igualdad del poder político pasa por la igualdad económica, para que no haya ciudadanos y súbditos en la fábrica, por ejemplo. A eso lo podrán ver sus nietos...", le dirá finalmente a La Capital.
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