Un mes después del robo, los ladrones fueron detenidos por el comisario Jack Slipper, y Biggs fue condenado a 30 años de cárcel. Sin embargo, tras 15 meses en prisión logró escapar. Un cirujano plástico le modificó el rostro y huyó a Brasil vía Australia y Argentina.
Biggs llegó a Brasil en 1970 y, a pesar de los pedidos del gobierno británico, no fue extraditado porque en esa época Brasil no tenía tratado de extradición con el Reino Unido.
Posteriormente, en 1974, tras la firma de un tratado de extradición, el comisario Slipper lo encontró allí y lo arrestó en la habitación de un hotel con las históricas palabras: "Hace tiempo que no nos vemos, Ronnie. Creo que sabes quién soy".
Lo salvó la novia
Pero entonces se reveló que la novia brasileña de Biggs, la bailarina de striptease de 19 años Raimunda de Castro, estaba embarazada, lo que según la ley brasileña imposibilitó su extradición.
En 1984 el fugitivo fue secuestrado por mercenarios británicos, que lo sacaron clandestinamente de Brasil y lo llevaron a Londres.
Pero la decidida presión de las autoridades brasileñas obligó a los ingleses a devolver al ladrón, que ya estaba camino a Gran Bretaña.
Slipper tuvo que regresar a Inglaterra. Ya jubilado, viajó a Brasil a visitar a Biggs y se tomó unas copas con él.
En tanto, el botín desapareció a los pocos años. "Me pasó como al anciano de Hemingway. Había pescado un pez gordo, pero los tiburones se lo comieron todo", dijo Biggs alguna vez.
La Ciudad
