Ansioso por darle a la Iglesia Católica una variedad de modelos a seguir, el Papa Juan Pablo II beatificó ayer a cuatro fundadores de órdenes religiosas, así como un laico que se convirtió en el primer puertorriqueño en alcanzar el último paso antes de ser consagrado santo. Los puertorriqueños reunidos en la plaza de San Pedro celebraron entusiasmados cuando el Papa leyó en voz alta el nombre de Carlos Manuel Rodríguez, quien falleció en 1963 después de una vida breve y piadosa.
También fue beatificada la monja de Quebec, Esther Blondin, quien bajo el nombre religioso de Madre María Ana fundó la Congregación de las Hermanas de Santa Ana en 1850, para educar a niños pobres de regiones rurales. Las otras dos personas que fueron beatificadas ayer fueron mujeres italianas que fundaron órdenes religiosas en el siglo XIX: se trata de Caterina Cittadini, y Caterina Volpicelli.
Otra persona beatificada fue el obispo de Málaga y Palencia, España, Manuel González García, quien falleció en 1940 después de vivir por los difíciles años de la guerra civil española.
El mes pasado, el Papa beatificó a 233 mártires, entre ellos monjas, sacerdotes y laicos, que murieron durante la guerra civil española. Esta ceremonia quedó registrada como el evento en el que más personas fueron beatificadas, lo que refleja la decisión del Sumo Pontífice de darles a sus fieles muchos modelos a seguir, incluidos algunos de épocas actuales.
"Difícil camino a la santidad"
"Ayúdennos a seguir, a nuestra manera, en el camino a la santidad, especialmente cuando éste es difícil" señaló Juan Pablo II después de agregar los últimos cinco nombres a la lista de los beatificados por la Iglesia Católica.\El Pontífice beatificó a 1.232 personas en más de un centenar de ceremonias durante su pontificado, y desde su elección al cargo en 1978, ha elevado a 477 los candidatos a la santidad.\En comparación, en los anteriores 400 años, un total de 1.310 candidatos fueron beatificados, de los cuales apenas 300 fueron declarados santos.\En la ceremonia de ayer, más de 30 cardenales, obispos y religiosos ayudaron al Papa a celebrar la misa, en la que hubo representantes de Puerto Rico, Canadá y España. Debido a que ninguno de los cinco católicos que fueron beatificados fue mártir, sus procesos de santificación exigen de un milagro que sea atribuido a su intercesión para ser declarados beatos. Posteriormente, se necesitará de un nuevo milagro después de su beatificación, para que algún día puedan ser canonizados, es decir, ser declarados santos.\En el caso de Carlos Manuel Rodríguez, el laico puertorriqueño, Juan Pablo II decidió en 1999 que la recuperación de una mujer, que tenía un linfoma maligno en 1981, se trataba de un milagro.