 |  | cartas Indiferencia y comercio político
 | Hay pocos corazones abiertos y pocos oídos prestos y demasiados personajes que se llenan la boca con hechos que no concretan. Pude observar con mucha angustia e impotencia cómo niños de nuestra comunidad que concurren a la escuelita del Ombú en un día como tantos otros se prestaban a almorzar un plato de mazacote de fideos con algo que distaba muchísimo de ser un tuco, en medio de un enjambre de moscas donde se hacía muy difícil de hablar por temor a tragarse un puñado. Ni bien terminaron de comer "eso" buscaban agua y no había para beber ni una gota, por lo que debieron bajar el mazacote con el jugo de una fruta. No son muchos los hombres que desde algún lugar del poder público, siendo su deber y pudiendo hacerlo, se acerquen a palpar la situación, motivo del reclamo. Un hombre se acercó; digno sería que otros lo quisieran imitar. No sólo se limitó a escuchar y observar sino que aportó solución y no pidió "votos a cambio de guardapolvos". Adrián Bravo
| |
|
|
|
|
 |
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|