San Lorenzo consiguió su sexta victoria consecutiva al ganarle ayer a Los Andes por 1 a 0 y continúa siendo, junto a River Plate, uno de los líderes del Clausura. Fabricio Coloccini, a los 38’ del segundo tiempo, convirtió el agónico gol del triunfo azulgrana. San Lorenzo, el que lucha por un título de la mano del chileno Pellegrini, se cruzó ayer con el necesitadísimo Los Andes de Miguel Russo, que gasta sus últimos cartuchos en la primera división. Sin embargo, la diferencia no se notó demasiado. Los de Lomas de Zamora se plantaron en el campo de juego con un esquema defensivo que interpretaron a la perfección, pero la garra y el espíritu combativo de los locales le permitieron ganar un partido que se les había complicado demasiado y que estuvieron a punto de perder. El visitante dispuso cuatro marcas personales sobre los creativos del equipo de Boedo: Sergio Plaza sobre Bernardo Romeo, Sebastián Salomón con Leonardo Rodríguez, Germán Noce con Leandro Romagnoli y Matías Marchesini sobre Raúl Estévez. Con esas marcaciones, los milrayitas anularon a San Lorenzo y lo obligaron a dividir la pelota en el mediocampo y a depender de alguna jugada de laboratorio cerca del área visitante. Los dirigidos por el chileno Manuel Pellegrini comenzaron mejor en los primeros 15’ y tuvieron tres situaciones de gol claras a través de Fabricio Coloccini, Romeo y Romagnoli. A partir de allí el encuentro cayó en la mediocridad porque los azulgranas carecían de ideas y de contra el visitante preocupaba. Empezaron a hacer su juego y tuvo la situación más clara a los 26’, cuando el árbitro, Roberto Ruscio, no cobró un claro penal del arquero Gustavo Campagnuolo sobre Ezequiel Maggiolo. En el segundo tiempo los locales tuvieron 10’ iniciales de buen juego, gracias a la levantada de Eduardo Tuzzio y Estévez. Y nada más. Promediando la etapa la superioridad visitante hacía parecer que los locales, en vez de perder dos puntos estaban rescatando uno, y muy importante dadas las circunstancias. El partido se moría entre la impotencia local y la resistencia de los visitantes y el empate parecía sellado, cuando el pibe Coloccini logró el milagro. En el único error del fondo visitante a lo largo de la tarde el enrulado defensor rompió una jugada de offside y definió de zurda sobre la salida del arquero Buljubasich, para alegría de todo Boedo y su gente, que festeja colgada de la punta de la tabla esas victorias que antes no conseguía.
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