Manila, Filipinas. - Joseph Estrada se convirtió ayer en el primer ex presidente filipino arrestado por corrupción y "saqueo económico", aun cuando sostiene que es inocente y que nunca abandonó formalmente la presidencia.
Tras semanas de argumentos y medidas de último minuto para evitar su encarcelamiento, Estrada, un ex actor, finalmente fue escoltado fuera de su casa en un distrito elegante de Manila, luego de una tensa situación entre miles de sus partidarios y la policía antimotines.
Estrada iba acompañado por su esposa, quien busca una senaduría en las elecciones del 14 de mayo, por su hijo Jinggoy, quien ha sido acusado también de peculado como su padre, y por su equipo legal.
En Campo Crame, el principal cuartel de la policía de Manila, donde estará solo en una celda, las autoridades le tomaron a Estrada las acostumbradas huellas digitales y fotografías de frente y perfil.
Unos 8.000 simpatizantes se reunieron fuera de las instalaciones policiales, arrancaron trozos de metal de las barreras de contención de una autopista y bloquearon dos calles, congestionando el tránsito.
Horas antes, el Sandiganbayan, el tribunal para delitos de corrupción, había ordenado la detención de Estrada por peculado, el más grave de los delitos de que se le acusa, y que conlleva pena de muerte. Pero parece poco probable que le sea impuesta en caso de que resulte condenado.
Un sobre que no se abrió
Estrada fue acusado el 4 de abril de recibir 82 millones de dólares en sobornos durante sus 31 meses en el cargo. Se le agregó la figura penal de "saqueo económico", que conlleva la posibilidad de la pena de muerte.
Las acusaciones de corrupción causaron que se abriera un juicio político a Estrada en el Senado. En enero, el juicio fue interrumpido cuando los senadores decidieron, en una votación escandalosa, no abrir un sobre que según la fiscalía tenía documentos que vinculaban a Estrada con una cuenta multimillonaria en dólares.
La votación trajo una ola de protestas populares y pedidos de renuncia de Estrada, quien salió del palacio presidencial por la puerta trasera el 20 de enero pasado. La escena tuvo algo de surrealista, ya que el presidente tomó una nave para atravesar en su huida un río que recorre la ciudad capital. Estrada saludaba desde la cubierta mientras una multitud enfurecida lo insultaba desde la ribera. Ese mismo día, la Suprema Corte dictaminó su renuncia efectiva, que fue desconocida por Estrada.
El 4 de abril Estrada fue acusado por sospechas de haber recibido 82 millones de dólares en sobornos. Ayer reiteró que abandonó el palacio presidencial para evitar el derramamiento de sangre y que técnicamente sólo está ausente de su cargo. "Me mantengo firme en que el ascenso al poder del nuevo gobierno es anticonstitucional", dijo por radio.