Fernando Toloza
Graciela Borges estuvo en Rosario, junto a la directora Lucrecia Martel, para la presentación de "La ciénaga", la película que desde febrero pasado se convirtió en la revelación del cine argentino al ganar el premio a la mejor ópera prima del Festival Internacional de Berlín. En el complejo Village, la actriz de películas de Leopoldo Torre Nilson y de Leonardo Favio demostró que es una de las favoritas del público, quien se le acercó para saludarla y comprobar que sigue siendo una de las bellezas del séptimo arte argentino. "Por suerte ya no necesito aprobación", dijo Borges para desestimar que ella sea una estrella que no puede arriesgar en proyecto nuevos como "La ciénaga", donde interpreta a una mujer alcohólica que vive en las ruinas de una estancia salteña que otrora fue próspera. Admiradora incondicional de la joven directora Lucrecia Martel, Borges adelantó que en la película se tiene la impresión de "que no actúa nadie, porque es tan natural el fluir de la historia, que no te das cuenta. En otras películas se puede decir tal actúa mejor que tal otro, pero en «La ciénaga» parece que estás viendo la vida en directo". -¿Está enamorada de "La ciénaga"? -El enamoramiento es muy adolescente y el amor es más profundo. Tengo un enorme amor por la película más que un estar enamorada. Estar enamorada es una pasión y el amor un sentimiento. El sentimiento mío por la película es muy fuerte. -La pregunta apunta a que usted sigue a la película a todas partes, desde Berlín a Rosario, y cuando no pudo ir a Salta no dejó de hablar de "La ciénaga" en "Sábado bus", el programa de Nicolás Repetto. -Sigo a pesar de que hago teatro y otras actividades. No estuve en Berlín, pero era como si estuviera. Llamaba todos los días, y creo que nunca gasté tanto dinero en comunicación. Llamaba a Mercedes (Morán), Juan Cruz (Bordeu) y Lucrecia (Martel), y cada día me iba enterando de la gloria que fue la performance de la película en Berlín. -¿Cómo fue trabajar con su hijo, se propusieron ser naturales, como en la vida? -La película está llena de un aire de verdad. Yo adoro a mi hijo, creo que es muy talentoso, pero no confundo las cosas. Esto parece desaprensivo pero no lo es, cuando trabajo con Juan Cruz es igual que cuando trabajo con otro. Incluso pienso que a veces es peor, porque en la actuación soy muy rigurosa conmigo y con los que más amo. Los personajes en "La ciénaga" están curiosamente unos sobre otros pero nunca se miran ni hay conversaciones plenas. Entonces no se sabe si el personaje de Juan Cruz adora a su madre o qué. Me gustó mucho trabaja con Juan Cruz y con todos. Con Mercedes Morán también, con quien nunca había actuado, pero por sobre todo trabajar con la directora,por la visión que tenía. Lucrecia es alguien muy curioso en el cine argentino. -¿"La ciénaga" cambia algo en el cine argentino? -La novedad de Lucrecia es que uno ve sus películas y tiene la sensación de que no actúa nadie. Digo "las películas" porque también vi el mediometraje de ella "Rey muerto" y me deslumbró. El tratamiento actoral era igual, yo creía que era nada más que un documental y no lo era. Cuando uno mira películas siempre nota que los actores actúan, algunos con de una forma más rica y otros más pobremente. En las películas de Lucrecia eso no pasa. Sentís que es documental, que la gente está fluyendo, que hablan desde ellos mismos como quieren. -¿Es una película de mujeres, donde las figuras de los hombres están desplazadas, como inservibles? -No, es una película de la vida. Mi visión es otra y me acercaría más a preguntar por qué todos los hombres y mujeres de la película tienen lastimaduras, si eso no es un poco la imagen del país. Hay muchas teorías e ideas de mucha gente sobre lo que quiso decir Lucrecia, pero nunca sabremos, lo sabremos secretamente cuando ella alguna vez nos lo cuente. -En una mirada social, la película parece decir que los únicos con esperanza son los que menos tienen, ni lo queda de la clase media ni otros sectores más poderosos. -Puede ser, y el único que quiere trepar y mirar otro panorama no tiene mucha suerte. -¿Cómo vive un éxito a esta altura de su carrera? -Hay una cosa que decía Francis Scott Fitzgerald, un escritor norteamericano al que amo, de Ernest Hemingway. Scott Fitzgerald era el borracho y el perdido y Hemingway el triunfador y exitoso. Scott decía esto: "Ernest y yo no nos sentaremos nunca en la misma mesa. El tiene la autoridad del éxito y yo la autoridad del fracaso". Eso me pareció conmovedor porque a veces vos hacés tantas cosas que no sabés qué va a pasar. -¿Se sintió alguna vez fracasada? -Recuerdo que "El dependiente", una película gloriosa de Leonardo Favio, no la vio nadie, ni mi mamá, que adoraba ver mis películas. Duró en cartel una semana y ahora en España la colocaron entre las veinte mejores película de todos los tiempos. Entonces no sabemos qué es éxito y qué fracaso. En esta profesión vamos caminando y viendo qué va pasando. Nuestro ego debería, en este comienzo de siglo, aminorarse. Deberíamos pensar que el amor es acción, y trabajar y estar bien, porque el éxito y el fracaso siempre serán relativos. -¿Cómo influyó su promocionada belleza en la carrera? -Siempre que podía ser glamorosa en una película lo era. En el personaje de "La ciénaga" hicimos, junto con Mercedes Morán, lo imposible por estar fatales (risas), para afearnos. Hicimos mucho, no es que seamos mucho más lindas de lo que aparecemos en la pantalla. Me gustó mucho el proceso de afearse, como entalcarse la piel para dar la impresión de estar gastada, marchita, de gente maltratada por el alcohol. Es muy lindo estar muy linda cuando se puede, y también es divertido estar muy fea cuando se debe estar muy fea. -Usted antes hablaba del fracaso, pero la imagen que usted da desde siempre es la de la estrella. ¿Hubo un tiempo en que no se sintió estrella? -La gente es muy cariñosa conmigo. Cuando yo entro a algún lugar me aplauden y se me acercan a besarme. Las estrellas me parecen que son medio lejanas (risas)... están tan solas porque están tan lejos y yo no me siento lejos de la gente. Yo dejo que los demás piensen lo que quieren, por suerte no espero aprobación para hacer mi trabajo. Me siento una persona y no me gusta tener el condicionamiento de una diva y una estrella. Me gustaría que la gente me ve así, como una persona. -¿Cómo definiría a una actriz? -Eso es muy difícil. Es una persona que vive otras vidas y eso le hace tener un juego que, a veces, es muy peligroso. Por varias razones: el afuera por el ser del ego; el de adentro, por no involucrarse con todos los personajes, y sanarse y salir de eso. El que nos ayuda a ser una actriz es nuestro ser básico. Es el ser de cuando somos chiquitos. Es el ser del juego y del ser libre, pero es peligroso cómo se usa. -¿Por qué es peligroso? -Porque se puede confundir la vida de los personajes con la propia vida y por lo tanto no vivir lo que te toca, no tener más destino que lo de otros.
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