Mauricio Maronna
Horacio Usandizaga demostró ser un viejo zorro en materia de internas. "Voy a ser candidato a intendente en el 2003", había asegurado a La Capital hace más de cuatro meses, cuando sus opositores amagaban con enviarlo a cuarteles de invierno. Con esa manifestación de voluntad (real pero también marketinera), logró bloquear el éxodo masivo de punteros y militantes barriales, instrumentos clave para inclinar los resultados en una elección cerrada y poco atractiva para todo lo que se mueve fuera de los comités. "Se siente, Vasco intendente", fue el hit de anoche en la departamental, en medio del humo de los chorizos. El líder de la UCR había acertado en el mensaje. Hacia afuera del centenario partido la lectura también resulta clara: el socialismo popular, partido gobernante en Rosario, tendrá un nuevo interlocutor: el usandizaguismo. El senador podrá golpearse el pecho con honestidad brutal y decir que les ganó a todos. Al fin de cuentas en política la realidad sigue siendo la única verdad. Los celestes, verdes y blancos perdieron demasiado tiempo en unificar voluntades y erraron en la idea fuerza de campaña. Centrar las críticas al Vasco por su relación con Reutemann resultó un juego de suma cero: el gobernador es el dirigente con mejor imagen positiva en la provincia. Usandizaga ya mantuvo contactos con Rubén Giustiniani, principal operador pesepista, para mejorar las relaciones con el socialismo gobernante. "Los salvamos del incendio con el tema del transporte, pero ahora tenemos que sentarnos a charlar en serio", confió anoche a La Capital uno de los referentes más lúcidos de Convergencia. El Vasco sueña con regresar a la Intendencia y obligar a Hermes Binner a competir por la Gobernación. ¿El PSP se resignará a dejar en otras manos la conducción de la segunda ciudad del país para jugarse a todo o nada en una liga mayor? Si Carlos Reutemann es candidato presidencial, el efecto arrastre podría sentar en la Casa Gris a cualquier dirigente justicialista bendecido por el Lole. Si Reutemann prefiere no disputar la Jefatura de Estado, la reforma constitucional que se hará en el 2002 le dejará las manos libres para intentar la reelección. Los socialistas tomaron debida nota del escenario que sobrevendrá y barruntan una pelea de fondo entre Binner y Usandizaga en Rosario. Más allá de la eterna interna, por fin hay algo que agradecerles a los radicales: sacudieron del letargo a la política santafesina.
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