Año CXXXIV
 Nº 49.095
Rosario,
domingo  22 de
abril de 2001
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Cita gigante
Central quiere prolongar el festejo ante Boca

A todas las partes les vino al pelo que el fixture indicara que el rival de esta tarde sea Boca Juniors. Porque siempre es un rival convocante, porque es el perfecto invitado para que la fiesta canalla sea completa. Si le gana, claro. Pero pese a la estatura del equipo de Carlos Bianchi, no pudo ser mejor el momento para enfrentarlo, para que Central pueda vencerlo por fin en el ciclo Bauza, en el que sólo le cosechó un empate y en la Bombonera. Los Bauza's Boys vienen agrandados como nunca y la ocasión es entonces más que propicia para que al final de los 90 minutos un Gigante que seguramente estará rebosante disfrute algo más que la clasificación a la segunda fase de la Copa Libertadores lograda el jueves ante Vélez en Liniers.

Con autoridad
Pudo ser uno de los peores momentos del ciclo del Patón, pero su equipo lo sorteó con autoridad, una muestra de que el plantel canalla es capaz de agrandarse en las malas o cuando la lógica de los resultados pone en duda su capacidad. En sólo un partido, Central alejó fantasmas y mucho más cuando fue acompañado por una multitud como pocas veces. Por eso, todo indica que esta tarde el Gigante se vestirá como en sus mejores tardes para saludar el pase a segunda ronda en la Copa y para disponerse a festejar una victoria que sería como la frutilla del postre para una semana que empezó mal en San Martín pero que ahora parece ser capaz de terminar de la mejor manera.
Hoy ya nadie se acuerda de Madorrán, en cambio los hinchas canallas repasan minuciosamente la historia escrita en el Amalfitani y esperan poder repetirla ante Boca, una de las piedras en el camino en la comunión de Bauza con la hinchada, ya que nunca le pudo ganar desde que asumió la conducción del equipo allá por mediados del 98 y eso el hombre del tablón lo tiene bien apuntado.
Por eso, para el Patón es una parada importantísima, porque de ganar esta tarde habrá acopiado para su granero la cuota de credibilidad que nunca fue demasiado fuerte pese a que el equipo viene participando sistemáticamente en todas las copas sudamericanas como no lo hacía desde comienzos de los 70.
Claro, ni Central ni Boca vienen cumpliendo una campaña medianamente aceptable en el Clausura y eso le quita brillo a la trascendencia del juego pero sin dudas que para los auriazules de Arroyito la parada adquirió ribetes significativos desde el mismo jueves por la noche. Y las tribunas seguramente darán cuenta de ello.
Para estos tiempos de alegrías escasas, donde el fútbol rosarino pasa quizás por uno de los momentos menos importantes de su rica historia, la cita en el Gigante de Arroyito es un bálsamo para sacudir la modorra. Central y Boca prometen pintar una de esas tardes especiales que lamentablemente para el ámbito local se ven de vez en cuando.



Maceratesi no jugaría; sí Cuberas, Loeschbor y Erroz.
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