Año CXXXIV
 Nº 49.094
Rosario,
sábado  21 de
abril de 2001
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La influencia del tipo de cambio en los agroalimentos
El Iica señala que la variación de las monedas mundiales fue determinante en las exportaciones

Las exportaciones agroalimentarias argentinas alcanzaron en el año 2000 una cifra cercana a los 13.500 millones de dólares. El 25% de esas ventas se cerraron en Europa, el 20% en el Mercosur, el 8% en el Nafta y el resto (que alcanza un 37% de la torta) en América latina, Asia y Africa.
La relación con Europa es más que significativa en el comercio internacional del complejo agropecuario argentino, y más aún en el caso de algunas cadenas específicas como la carne, que coloca con ese destino los productos de mayor valor. En el caso de la industria oleaginosa, principal exportadora del país, el viejo continente casi no compra aceite de soja, el subproducto de mayor valor, pero sí es el principal demandante de harinas proteicas, que es el que más resistió en los últimos años la baja de precios internacionales.
Para los lácteos, que derivan el 70% de sus exportaciones a Brasil, los europeos no son grandes demandantes aunque los productos que se colocan allí son los de alto valor agregado.
La devaluación del euro respecto al dólar fue una de las causas que afectó las ventas argentinas al viejo continente durante el año pasado. El Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (Iica), en el informe sobre la evolución del sector en el 2000, registró una caída del 10% en los valores vendidos al viejo continente, frente a un crecimiento del 30% en las ventas a China y del 189% a Medio Oriente.
Claro que hay diferencias. Las ventas a Medio Oriente significaron 700 millones de dólares mientras que las que se realizaron a la Unión Europea fueron de 3.500 mil millones. Otra comparación es con China, país que aumentó su participación como demandante de productos primarios argentinos en un 18% pero que redujo sus compras de manufacturas de origen agropecuario en un 23%.
En el mismo período, las ventas el Nafta crecieron un 6% mientras que en el Mercosur el crecimiento fue sólo del 2%. El aumento en las compras de cereales compensó las fuertes caídas en lácteos (13%).

El tipo de cambio
El alto valor del dólar en el mundo es una de las principales causas de la merma en el ingreso por exportaciones, aunque no la única. Los bajos precios internacionales, el proteccionismo y los "accidentes" como el de la aftosa y la vaca loca tuvieron mucho peso. De hecho, el año pasado, los volúmenes vendidos subieron, aunque por menor valor.
Un informe del Iica reproducido en la última edición de la revista "Síntesis Agropecuaria" de la Federación Agraria Argentina, examina el comportamiento de las exportaciones agroalimentarias desde la vigencia de la convertibilidad.
El análisis toma tres variables determinantes de la performance externa: el nivel de ingreso de los países compradores, el precio de los productos y la paridad cambiaria; y divide el período en cuatro etapas. Del 91 al 93, con ventas externas estancadas, del 93 al 96, cuando el valor exportado aumentó el 20%, del 96 al 98, cuando comenzó a notarse una desaceleración, y el año 99, cuando el ingreso por comercio exterior cayó a valores inferiores a los registrados en el año 96.
El instituto elaboró un índice de paridad cambiaria que relaciona el peso con 24 países compradores, ponderados según su peso en el intercambio.
Ese índice registró una alta volatilidad durante la última década, lo cual "influyó significativamente en la competitividad de las exportaciones, que se mostraron muy sensibles a las políticas monetarias ajenas".
Para los analistas, el tipo de cambio es el factor que más incidió en la performance de las exportaciones luego de la tasa de crecimiento de los países compradores.
Señalan, en ese sentido, que entre el 91 y el 93 se produjo una apreciación considerable del peso, por el desfasaje entre la estabilización del tipo de cambio nominal y la inflación, que fue del 41%. Del 93 al 96, la desvalorización del dólar y la apreciación del real motivaron una caída del tipo de cambio, que impulsó una mejora de competitividad.

El sube y baja
Entre el 96 y 99 comenzó una etapa de apreciación del peso. "Luego de las crisis asiáticas y de un período de crecimiento espectacular de la economía estadounidense, el dólar se revalúa respecto al resto de las divisas; este efecto se potencia en el año 1999 con la importante devaluación de la moneda brasileña y la depreciación del euro desde su nacimiento", indican.
Este escenario perjudicó al alimentos en general pero en algunas cadenas las pérdidas fueron más evidentes. Es el caso de las carnes, que colocaron en el viejo continente 200 de los 600 millones que vendieron el año pasado, con una cuota Hilton que cotizó a la mitad de su promedio histórico.
La crisis sanitaria en Europa y en Argentina fue determinante pero antes de ese estallido los frigoríficos acusaban los perjuicios de la devaluación del peso.

Europa más cerca
"El uno a uno nos mata en el comercio con Alemania, que es el principal cliente, una flexibilización del régimen monetario que achique las fluctuaciones, sería bienvenida por el sector", señaló Guillermo González, gerente de Unica.
En las empresas lácteas, la nueva idea de la canasta de monedas era motivo de discusión en estos días.
En principio, se mostraban favorables a los cambios en el tipo de cambio, siempre y cuando se estableciera una suerte de seguro para evitar que se disparen las deudas del sector.
La apuesta del ministro de Economía, Domingo Cavallo, e aproximarse al euro parece destinada a engancharse en el tren de la prometida prosperidad europea. Pero en la relación cambiaria, este salto es todavía un ejercicio sin mayores efectos prácticos.


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