Tras varios días de fricciones, los mercados pusieron ayer en la mira al ministro de Economía, Domingo Cavallo, y le jugaron una mala pasada. Una fuerte ola de rumores sobre su renuncia, combinados con versiones que daban cuenta de una inminente cesación de pagos de la Argentina dieron vuelta la euforia que llegaba desde Wall Street por la reducción de tasas de interés dispuesta anteayer por la Reserva Federal norteamericana. Con este escenario, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires se desplomó un 4% y el riesgo país sufrió un abrupta suba. El presidente Fernando de la Rúa, recibió en Quebec un explícito respaldo de su par estadounidense George W. Bush para la política económica de su gobierno (Ver sección Política), pero a la salida del encuentro se vio obligado a desmentir la salida de su ministro.
En Buenos Aires, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, calificó la versión como "un disparate", mientras que desde Washington el viceministro de Hacienda, Daniel Marx, fustigaba a quienes "tienen intereses perversos en contra de la Argentina" y les advertía que "no van a triunfar". Sin tantos eufemismos, desde Londres -donde concurrió para participar de la selecta reunión del Grupo de los 30- Cavallo mandó a hacerse a atender por el psiquiatra a los "analistas ortodoxos" que reniegan y desconfían de sus últimas estrategias (Ver página 15).
En el mercado se habló de incertidumbre durante los últimos días, a partir de los anuncios de Cavallo de que se va a incorporar el euro a la convertibilidad. Los problemas se evidenciaron anteayer en el aumento del riesgo país a pesar de la euforia bursátil por la baja de tasas en EEUU.
A esta caída se le sumó una fuerte suba del riesgo país, que trepó 44 unidades, para quedar en los 940 puntos (9,4 por ciento), un desplome generalizado en la cotización de los títulos de deuda (se depreciaron 3 por ciento en promedio) y un nuevo repunte en el costo del dinero. Este último punto desencadenó en la plaza diversas interpretaciones vinculadas con la relación entre Cavallo y el titular de Banco Central, Pedro Pou, luego de que este último emitiera un comunicado en el que señalaba que la autoridad monetaria estudiaría "con detenimiento" las modificaciones a su carga orgánica que apuntan a dar más liquidez a la plaza financiera.
Algunos analistas ligaron el anuncio de reducir los requisitos mínimos de liquidez de los bancos a una caída significativa experimentada por las reservas internacionales. "Se detectan algunos valores de los instrumentos de deudas propios de un default", dijo Agustín Galvalisi, del Banco Societé General. Y agregó: "Aunque la tasa americana baje, el país no cuenta aún con financiación externa y los bancos domésticos están saturados de títulos públicos".
Aunque fuentes del Palacio de Hacienda lo desmintieron, fuentes de la city porteña deslizaron que la colocación del último tramo de mil millones de un paquete de financiamiento local en bonos por 3.500 millones sobrellevaba algunos inconvenientes. Lo explican así: los bancos y las AFJP han sobrepasado sus límites en instrumentos de deuda y algunas casas matrices no vieron con buenos ojos esta colocación e incluso se estarían retirando. Para el día de hoy se esperan definiciones.
Para Marx, no hay riesgo de default
El viceministro Marx salió a dar explicaciones desde Washington y aseguró que algunos operadores del mercado "podrían estar hablando con información desactualizada e incompleta". Con relación a la existencia de temores de un default, dijo que "desde el punto de vista fiscal algunos desvíos que teníamos ya fueron corregidos", y recordó que "el FMI y otros organismos multilaterales están trabajando en Argentina para seguir adelante con su programa de desembolsos".
El funcionario agregó que "la Argentina no tiene ninguna razón para entrar en situación de default, salvo algunos que puedan tener intereses perversos en contra del país para llegar a esta situación. Esos no van a triunfar simplemente porque tenemos tomadas todas las medidas".
Los rumores sobre la incertidumbre argentina llegó a conocimiento de la prensa estadounidense, y el presidente De la Rúa tuvo que afrontar preguntas al respecto luego de entrevistarse con Bush. "hay rumores que quiero desmentir. Quiero que la información de nuestro país esté basada en hechos concretos y no en versiones sin fundamentos, dijo poco antes de abandonar la Casa Blanca.
"Tengo un equipo ministerial unido y capaz. Es cierto que tengo ministros con mucho carácter y que trabajan juntos como el canciller, que esta acá conmigo, y como el ministro de Economía, Domingo Cavallo, con quien recién hablé por teléfono porque está en Londres en una exitosa reunión para fortalecer la confianza de la Argentina", agregó el mandatario argentino.
En la misma línea pero más enfático, el jefe de Gabinete calificó el rumor como "un disparate. No son cosas que haya que darle mayor entidad que lo que puede ser un cable (de noticias) emitido desde otro país con cosas que Cavallo no dijo".
Mientras que las entidades multilaterales de crédito guardaban silencio de radio y en medio de las iras brasileñas por los caminos para llegar al Alca (Ver página 15), el presidente Bush fue el único protagonista internacional que le tendió una mano públicamente al ministro. "Estamos trabajando estrechamente con el nuevo ministro de Hacienda. Estamos escuchando lo que él está haciendo. Creemos que el país está logrando avanzar", afirmó.
"Estoy al tanto de lo que el país y sus dirigentes quieren hacer con el FMI y creemos que estamos avanzando bien hacia un plan de estabilización", agregó Bush. "A corto plazo, el tema es si el FMI le permite cierta flexibilidad o no al gobierno argentino mientras logra implementar reformas económicas. En el largo plazo, el comercio libre es lo que ayudará a Argentina", completó Bush.