Año CXXXIV
 Nº 49.089
Rosario,
lunes  16 de
abril de 2001
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Pascua. La mayoría de los prelados cuestionó la situación económica
La Iglesia argentina criticó al modelo neoliberal y reclamó mayor equidad social
También se pidió a los políticos que den urgente respuesta al sufrimiento de millones de personas

Distintos representantes de la Iglesia católica criticaron con dureza las consecuencias del modelo económico, al que acusaron de generar situaciones de exclusión y violencia extrema, y reclamaron una mayor equidad en las relaciones sociales. En los habituales mensajes de Pascua, los prelados cuestionaron también la falta de "formas concretas de solidaridad" con quienes sufren el "gravísimo" problema de la desocupación y la "injusticia" de la pobreza, y le exigieron a los políticos mayores gestos de "magnanimidad y nobleza para responder con urgencia al sufrimiento de millones de argentinos".
El obispo de Mar del Plata, monseñor José María Arancedo, instó a pensar "en la realidad dolorosa e injusta de la pobreza, la desocupación y la violencia que nos rodea" y advirtió que "no podemos acostumbrarnos a vivir en un mundo de excluidos y sin equidad en la distribución de la riqueza, que compromete la paz".
Frente a este cuadro, que autodefinió como de "gran deuda social", el prelado exhortó a toda la clase dirigente a asumir con "grandeza moral" las actitudes de nobleza, honestidad y solidaridad que "les permitan deponer intereses personales o sectoriales, para responder con urgencia al sufrimiento de miles de hermanos que tienen derecho a una vida más digna".
"Esta deuda social es una obligación que grava nuestro presente, y exige crear las condiciones económicas y sociales de un crecimiento sostenido y equitativo que asegure el desarrollo integral del hombre y su familia", sentenció, al tiempo que indicó que la política como "expresión eminente de caridad social, reclama el compromiso y el ejercicio de virtudes superiores al servicio del bien común".

Hesayne contra Cavallo
Monseñor Miguel Hesayne (emérito de Viedma) utilizó su homilía dominical por Internet para comparar al sistema económico neoliberal con una "dictadura" que pretende implantar un "imperialismo del dinero" y afirmar que el plan de competitividad lanzado por el ministro Domingo Cavallo es "la antípoda de la consigna pascual del compartir".
Para revertir este planteo, el obispo confió en que la Iglesia pueda revertir el binomio "el hombre lobo para el hombre" en el "hombre fraterno y solidario con el otro hombre" y subrayar su opción "fundamental" por los pobres y excluidos en este momento histórico de "mayor iniquidad, de mayor violencia, de mayor corrupción".
En tanto, el obispo de Avellaneda, monseñor Rubén Frassia, describió a los tiempos que corren como de "desafíos y fracturas por doquier" y lamentó que esté "implantada, muy crudamente la falta de trabajo, la exclusión y la marginalidad para muchos".
Sin embargo, hizo un esperanzador llamado a clarificar el horizonte para que, "lejos de enajenarnos de los compromisos sociales, hoy más que nunca tengamos presente en nuestra vida y en nuestras acciones, la ética y los valores humanos y cristianos".
Los obispos rionegrinos Marcelo Melani (Viedma), José Pozzi (Alto Valle) y Eduardo de Paola (Bariloche) se comprometieron, por su parte, a participar activamente en este momento histórico signado por "un modelo que fomenta la competencia desmedida, el individualismo feroz, un clima de violencia y desesperanza".
Tras insistir en sus planteos contra el sistema neoliberal que "desmantela y destruye todo lo que consideramos un bien: familia, trabajo, educación, salud, solidaridad, esperanza", los prelados australes convocaron a "apostar" a una caridad donde "los pobres no sean más objeto de limosnas, sino sujetos del propio desarrollo, creando también nuevas formas concretas de solidaridad".
Monseñor Pedro Ronchino (Comodoro Rivadavia), en cambio, circunscribió su reflexión al "gravísimo" problema de la desocupación, por lo que le recordó a las autoridades y a los políticos que "están para el bien común".


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