La integración suele generar conflictos, como la desconfianza por las "juntas" de jóvenes. "Los pibes se pelean, toman litros de porrones, andan con cuchillos o revólveres y se dan con droga", se amarga una madre del barrio Deliot. Pero eso no es lo peor: "Después la policía entra a los tiros, y al que le toca, le toca".