"Señora llegó el sodero..." canta Palito Ortega, y la música no viene del túnel del tiempo, ni del Club del Clan ni de alguna película de Enrique Carreras de los años 70. La canción llega desde la pantalla de televisión y también desde un disco recién editado, la banda de sonido de "El sodero de mi vida", la tira de Pol-ka con Dady Brieva y Andrea del Boca. En los últimos años la música que impone la televisión creó su propio y rentable mercado, y no es casual que esta tendencia se haya consolidado con un programa de la productora de Adrián Suar. Fue él quien vislumbró ese fenómeno cuando puso la inconfundible voz de Vicentico, el cantante de los Fabulosos Cadillacs, detrás del tema de "Gasoleros". Y después salió un disco con la música de esa tira. La tendencia creció hasta tal punto que varias discográficas llegaron a disputarse el armado de la banda de sonido de "El sodero...". Finalmente BMG se quedó con el paquete. La compañía inventó una especie de combo para acompañar al tema central, que incluye desde más canciones de Palito Ortega hasta "Derroche", de Ana Belén, y "Zíngara", de Nicola Di Bari. El resto no es más que relleno. Ganadores y perdedores Suar pudo haber descubierto lo efectivo de contratar a voces conocidas para las cortinas de sus programas, pero la televisión se descubrió solita como el mejor medio de difusión para un mercado discográfico en crisis (más por los bolsillos flacos que por la avanzada de Napster). Ningún vehículo más simple y más barato que la televisión. No hay que pagar pautas en las radios, ni estar distribuyendo CDs por los medios, ni convencer a nadie de que pase tal o cual tema. Aunque, como en el cine, la música y la televisión forman un matrimonio por conveniencia, en el juego de quién utiliza a quién la música últimamente se lleva la mejor parte. Sino habría que preguntarle a Alejandro Lerner. Nadie puede poner en duda la capacidad de Lerner para componer hits, pero a mediados de los 90 la estaba pasando mal, con una discográfica que lo había abandonado y un álbum, "Magic Hotel" (1997), que no tuvo ninguna difusión. Su salvación llegó cuando compuso "Volver a empezar" para el programa "RR.DT.", otro de Suar con Carlos Calvo. El disco del mismo nombre, editado en 1998, alcanzó a vender 240 mil copias. Después de ese bombazo, Suar volvió a convocar a Lerner para hacer la cortina de "Campeones". El cantante ganó un Martín Fierro por la banda de sonido de ese programa y un Carlos Gardel a la mejor canción. El año pasado, Lerner promocionó su último disco, "Si quieres saber quién soy", con el tema "Quién te dijo", la cortina de la segunda temporada de "Campeones". El CD, como era previsible, se vendió como pan caliente. Otro que aprovechó la factoría Suar como plataforma de lanzamiento fue Javier Calamaro. El hermano de Andrés venía de la disolución de Los Guarros cuando el Chueco le pidió un tema que funcionara como cortina para "Vulnerables". El resultado fue "Navegar", que terminó siendo un gancho perfecto para su primer disco como solista, "10 corazones". Claro que pertenecer no sólo tiene privilegios. Cuando Suar se enteró de que Javier Calamaro se refirió a él como "un tipo grasa", hizo retirar su tema del programa y así se acabó la publicidad gratuita. Ese traspié le vino bien a Sandra Mihanovich, que además de actuar en "Vulnerables" pudo meter su tema "Sobrevivientes" en la apertura del programa. Casualmente, el año pasado, la cantante y actriz editó el álbum "Todo tiene un lugar", que incluía esa canción, y el disco consiguió un rebote en la prensa que jamás hubiese tenido en otro momento. El caso de "El sodero..." es otro paradigma del fenómeno. Más allá de que Ortega y toda su historia de cantante popular calzan perfecto con la estética del programa, está claro que el propósito del disco es relanzar la carrera de Palito, más si se sabe que el autor de "La felicidad" está grabando un álbum propio y planea una gira. La banda del programa trae, además del tema central, otras tres canciones que Ortega grabó especialmente para el disco. Además aparecen algunos de sus viejos clásicos como "Muchacho que vas cantando" (en italiano), "Lo mismo que a usted", en la versión de José Feliciano, y "¡Qué suerte!", por Violeta Rivas. Fuera del círculo de Pol-ka, Telefé también entró en la tendencia de conjugar el negocio de la TV con la música. "Chiquititas" explotó las canciones del programa en nada menos que seis discos. Y después la telenovela "Cabecita" aprovechó el éxito de Rodrigo con una cortina que cantaba el cordobés. La televisión impone por antonomasia, pero el tema pega en la gente sólo cuando pega el programa. El mejor ejemplo es el de "Primicias". La tira de Pol-ka que protagonizaban Arturo Puig y Araceli González nunca pudo alcanzar picos de rating, y los autores de la cortina, el grupo Facón, no consiguieron hacerse conocidos. De hecho, hoy nadie se acuerda del tema ni del grupo que lo cantaba. Canción de telenovela Todos los músicos que pasaron por Pol-ka, a pesar de sus ganancias, quedan convertidos en unos ingenuos al lado de las actrices de telenovela que aprovecharon su exposición diaria en la pantalla chica para venderse como cantantes. La primera que probó esa fórmula con éxito fue Thalía. La mexicana consiguió su primer éxito discográfico en 1995, con el álbum "En éxtasis", después de protagonizar seis telenovelas, algunas de las cuales dieron la vuelta al mundo, como "Marimar" (1994) y "María la del barrio" (1995). El año pasado, su CD "Arrasando" también incluyó el tema de la telenovela "Rosalinda". Natalia Oreiro fue la sucesora del modelo Thalía. La uruguaya aprovechó la película "Un argentino en Nueva York" (1998), un éxito de taquilla, para cantar un tema, "Decí que sí". Siete meses después tenía grabado su propio álbum y un contrato con la multinacional BMG, y no era solamente por la comedia que había filmado con Guillermo Francella. En el 99 Natalia Oreiro aparecía en la tele como La Cholito de "Muñeca Brava", la telenovela que arrasó con el rating del mediodía. Su primer disco contenía el tema principal de esa tira, "Cambio dolor", y gracias a ese hit televisivo alcanzó a vender más de 160 mil copias, una cifra inédita para una debutante en un mercado en crisis. La prueba de que la tevé hace la diferencia llegó el año pasado, cuando Oreiro decidió abandonar las telenovelas para dedicarse de lleno a la música. A pesar de la intensa campaña publicitaria, su segundo álbum, "Tu veneno", no consiguió vender ni la mitad que el primero. Natalia agotó localidades en los shows que dio en Rumania y en Israel, donde casualmente estaban pasando en simultáneo todas sus novelas, pero en la Argentina le costó llenar el teatro Gran Rex. En el rubro también hay notorios intentos fallidos. La carrera musical de Verónica Castro, que empezó cantando los temas de las telenovelas "Los ricos también lloran" y "El derecho de nacer", fue un fracaso. Y ni hablar de Andrea Del Boca, que intentó despegar como cantante de la misma manera. Ahora no son pocos los que agradecen que ninguna de sus canciones se haya colado en el disco de "El sodero de mi vida". Más allá de los fiascos, la alianza entre la música y la tevé sigue dando sus frutos. Antonio Birabent grabó un cover del clásico de Sandro "Tengo" para el programa "Un mundo de sensaciones", donde él también actúa, y León Gieco compuso a pedido la cortina para "La Biblia y el calefón". Tal vez alguno de estos días las estemos tarareando.
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