El gobierno argentino rechazó ayer la decisión de Holanda de legalizar la eutanasia a pesar de las restricciones impuestas para aplicarla. La posición fue fijada por el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini y está en línea con la que el gobierno mantiene desde siempre en cuanto a la "defensa de la vida".
"La posición del gobierno argentino es muy clara. Defendemos la vida desde su concepción hasta la muerte natural", dijo Rodríguez Giavarini. El gobierno ya se había pronunciado contra la eutanasia durante la reciente visita del presidente Fernando de la Rúa al Papa Juan Pablo II en el Vaticano. El presidente, antes del encuentro con el Papa, condenó tanto la práctica del aborto como la eutanasia.
En Argentina la eutanasia está prohibida y se encuadra bajo la figura de homicidio o ayuda al suicidio, para la que se prevén penas de entre uno y 25 años de prisión, según el caso. El titular de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), José Angel Patito, aseguró que "en Argentina la eutanasia no está permitida y está considerada como un delito".
El médico legista explicó que "existen dos tipos de eutanasia: la activa, que implica la ayuda de un médico para que el paciente pueda morir, y la pasiva, que se da cuando al no aplicarse un tratamiento, el enfermo muere". Patito manifestó que la eutanasia activa "está calificada en Argentina como homicidio, mientras que la pasiva está considerada como una ayuda al suicidio".
El Código Penal, en su artículo 79, prevé para la figura de homicidio penas de entre ocho y 25 años, mientras que su artículo 83 establece prisión de uno a cuatro años al que "instigare a otro al suicidio o le ayudare a cometerlo, si el suicidio se hubiese tentado o consensuado".
En tanto, representantes de las tres principales religiones monoteístas repudian la aprobación de la ley holandesa que permite la eutanasia en enfermos terminales, ya que islámicos, católicos y judíos coinciden en que "Dios es quien da la vida y sólo El debe quitarla".
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La Ciudad
