Año CXXXIV
 Nº 49.082
Rosario,
lunes  09 de
abril de 2001
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Por deporte
Central le dio una lección a la lógica y goleó a Los Andes

Alejandro Cachari

Bien podría hablarse del rompimiento de las estructuras. Quizás, pretenciosamente se podría discurrir sobre un antes y un después de la medida de fuerza que adoptaron los futbolistas canallas. Es que Central se reencontró con todo lo que buscaba desde hacía siete fechas en el momento menos previsto. Justo cuando llegaba de la peor forma, volvió al triunfo, hizo cuatro goles, mostró actitud y aptitud y le propinó un soberbio directo a la mandíbula a quienes todavía guardaban cierto porcentaje de razón ante la arriesgadísima decisión de no entrenar durante los días previos a uno de los partidos del torneo oficial. Cualquier oportunista podría subirse al caballo y hacer una apología del verso en el trabajo del fútbol, pero en realidad no haría más que ratificar su vagancia y su anacronismo. Central no goleó a Los Andes por 4 a 1 porque no entrenó. Lo hizo porque es infinitamente superior individual y colectivamente y porque sus jugadores salieron a la cancha con una consigna marcada a fuego: unirse ante la adversidad para que nada ni nadie perturbe la búsqueda del objetivo. Cualquier distracción podría haber sido dañina para un equipo que no llegaba en condiciones ideales. Y finalmente hicieron una cabal defensa de sus derechos y sus intereses. Les pudo salir muy mal, pero apostaron fuerte e hicieron saltar la banca. Ahora la pelota está en otros pies.
Durísimo e impenetrable desde lo anímico, el equipo de Bauza le dijo adiós a todas las rachas, tuvo la excelsa conducción de Ezequiel González, recuperó la soberbia contundencia de Juan Antonio Pizzi, ratificó el gran momento de su arquero Laureano Tombolini y ofreció un rendimiento tan parejo y solidario como hacía mucho tiempo no conseguía.
En el estadio Gallardón y con algunas ausencias importantes (Lequi y Maceratesi), tuvo sus momentos de confusión, para ellos el mejor antídoto fue Tombolini. Careció de profundidad en el primer tiempo y entonces la trocó por una perfecta ejecución de Ezequiel. Sintió la falta de entrenamiento, pero pudo compensarla con la autoridad de Pizzi en el área para sentenciar el partido en el arco del pobre Tati Buljubasich; tan solo como loco malo en la última zona milrayita.
Se sorprendió y se confundió un poco con el descuento de Levato, pero lo pagó con la mejor jugada del partido que terminó con un gran gol de Moreno y Fabianesi.
Extraordinario tiro libre de Equi a los 34'. Impiadoso zurdazo de Pizzi a los 61' tras una asistencia de Arriola. Toque oportuno de Juan a los 67' después de que Buljubasich le tapara en gran forma un mano a mano a Becerra. Oportunismo de Levato para que el partido recupere cierta entidad a los 75'. Rúbrica de Iván a los 78' luego de una gran jugada que comenzó en Cuberas, prosiguió con una gran demostración de tiempo, espacio y precisión de Ezequiel.
Cuatro estiletazos para recuperar la confianza, o en todo caso para profundizar la mejoría mostrada ante Junior. Cuatro golpes directos a la lógica. Cuatro impactos certeros para refundar el romance con la hinchada. Cuatro goles en un partido casi fuera de contexto. Al que le quepa el sayo que se lo ponga.



El equi fue la figura de la cancha.
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