El Boca Juniors de la próspera sociedad Carlos Bianchi-Juan Román Riquelme ahogó a River Plate en el segundo tiempo, lo goleó con la elocuencia del 3 a 0 y lo devaluó como líder del torneo Clausura. Ese segundo tiempo en la Bombonera fue tan claramente favorable a la idea de Bianchi y a la creatividad de Riquelme que el gol era previsible bastante antes de que el formoseño Hugo Ibarra disparara desde fuera del área para ubicar la pelota arriba y a la derecha de la estirada de Franco Costanzo, a los 21 minutos. Ese gol de Ibarra sirvió para terminar de abrir a River en lo futbolístico y en lo anímico, y así se facilitó el camino para los otros tantos, el de Riquelme (a los 26') y el de Guillermo Barros Schelotto (a los 37'), por lo que la diferencia en el marcador fue tan amplia como justificada. Boca vapuleó así a un rival que no se pareció en absoluto al puntero de este Clausura, pero sí hizo recordar (y demasiado, inclusive por el planteo) al que cayó en el invierno de 2000 en idéntico escenario y ante el mismo adversario, pero por los cuartos de final de la Copa Libertadores. Para peor, River terminó este superclásico doméstico con un jugador menos, ya que el goleador Martín Cardetti se descontroló, le cometió una infracción desde atrás a Ibarra, pisó inclusive al marcador lateral y por eso fue correctamente expulsado por Héctor Baldassi, a los 33 minutos de ese capítulo tan negativo para los dirigidos por Américo Gallego. Además, la impopularidad del Tolo, a pesar de que River está primero en el grupo 5 de la Copa. Boca ya machacó durante todo el primer tiempo, pero su superioridad fue notoria desde que empezó la segunda parte. Ya desde la primera etapa Boca ganaba permanentemente en el medio de la cancha, pero se le hacía difícil evolucionar en los últimos metros, donde participaban poco Marcelo Delgado y Antonio Barijho. En definitiva River saliendo de contraataque alcanzó un equilibrio en cuanto a las llegadas, a tal extremo que dispuso de chances como para batir a Roberto Abbondancieri. De todos modos, Ariel Ortega estuvo muy bien marcado, porque no le dieron espacio para moverse ni Mauricio Serna ni Cristian Traverso. Javier Saviola apareció poco y el que complicó con sus incursiones fue Cardetti. En el segundo tiempo Boca lo tenía muy apretado a River, en su área prácticamente, porque estaba en su auge Riquelme. El armador de Boca hasta se animó a insinuar desde la media distancia que al cero a cero sólo le quedaban instantes. River no podía compartir el manejo de la pelota y el zurdazo espectacular de Ibarra marcó la tendencia definitiva. Costanzo trató de sostener a su equipo al atajarle el penal a Riquelme, pero sus compañeros estuvieron lejos de compartir su reacción y el jugador con el que sueña todo Barcelona insistió y de cabeza transformó el rebote en el segundo gol. Después, el experimentado Hernán Díaz fue tan ingenuo que agarró dentro del área a Guillermo Barros Schelotto y el ex jugador de Boca tomó el penal hasta darle forma al 3 a 0, que fue para la euforia del Boca de la sociedad Bianchi-Riquelme. Por otro lado, el resultado fue un impacto tremendo, pero la sensación térmica es todavía más difícil de sobrellevar para Gallego y este River, aunque se trate del puntero del Clausura.
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