El reforzamiento de las instituciones democráticas se convierte en un imperativo ante la emergencia de líderes populistas y la corrupción. Al nuevo presidente de México, Vicente Fox, la falta de una mayoría en el Congreso le podría restar impulso en el logro de sus ofertas de "limpiar" la policía, transferir poderes a los gobiernos locales y conseguir una paz duradera en Chiapas. Asimismo, la idea de hacer de México una empresa eficiente a través de un gobierno gerencial tendrá que lidiar con la desaceleración de la economía estadounidense, su principal socio comercial.
En Cuba, se espera que resuelva el interrogante que continúa siendo la política del presidente Bush hacia la isla. El régimen tendrá que seguir lidiando con las fuerzas de la globalización.
Para Centroamérica, el 2001 tiene color verde. Mientras se consolidan las jóvenes democracias, la dolarización se vuelve un tema en boga. El Salvador ya lanzó el proceso, Guatemala lo estudia y Nicaragua lo observa interesada. Costa Rica y Honduras se muestran aun reacias.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez ha logrado consolidar su poder sobre las instituciones pero le quedan pocas excusas para enfrentar el gran desafío del país: la economía. Aunque el precio del barril de petróleo se encaramó por sobre los 30 dólares, la revolución bolivariana lanzada por el ex teniente coronel no ha llegado a los bolsillos del 80 por ciento de los venezolanos que viven en la pobreza.
En Colombia se espera que la guerra antidrogas entre en una nueva fase gracias al paquete de ayuda estadounidense de 1.300 millones de dólares, la mayoría para asistencia militar. Más de 3.000 secuestros por año y 3.000 muertos por el conflicto se han vuelto el sinónimo de la difusa presencia del Estado. Los paramilitares siguen cada vez más fuertes.
Ecuador parece haber olvidado la compulsión a impedir que sus presidentes terminen sus períodos para proseguir con la dolarización de su economía. Pero a Gustavo Noboa todavía le queda hacer del sistema político un mecanismo para canalizar las demandas de la gente. Chile y Uruguay se han recuperado de los coletazos de la crisis asiática, y ambos países están haciendo esfuerzos para cerrar las heridas de las pasadas dictaduras.
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