-¿La gente acude a la Defensoría en busca de asesoramiento legal o jurídico exclusivamente porque no tiene posibilidades de acceder a un abogado por razones económicas?
-En parte sí, pero creo que lo más importante -y es la razón por la cual la gente vuelve- es la confianza que encuentra en nuestra institución. Las personas saben que cuentan con un asesoramiento de alta calidad y aprecian la actitud con que se la escucha y se la atiende. El personal de nuestra oficina esta capacitado y sabe que esta actitud tiene que ver con el rol para el cual fue creada la Defensoría. Si bien existen muchos servicios jurídicos que son gratuitos, el rol que cumplen generalmente, aquí y en otros países, es el de principalmente capacitar a los profesionales, y es esta la diferencia que se marca en la Defensoría, cuya función prevista por la Ley es un servicio pensado hacia los ciudadanos. Esencialmente, la gente confía en que todo lo que se explica e indica es lo mejor para ayudarlo a entender o resolver su situación. La gente aquí siente que es tratada con imparcialidad y calidad humana frente a la problemática que presenta.
-¿Entonces ustedes actúan como abogados?
-No. Si bien el cuerpo de asesores cuenta con una cantidad de abogados, somos una oficina estatal que vela por el ejercicio de los derechos y que pueden defenderlos adecuadamente. Sin embargo, aclaro que en muchos países, sobre todo en el Reino Unido, se ve la figura de nuestra institución como un punto medio entre un bufet de abogados y un tribunal de Justicia.
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La Ciudad
