Jorge Salum
"Occhi ya prendió el ventilador. Pero ojo: hasta ahora prendió uno chiquito, el grande va a venir después". Así sintetizó ayer un íntimo de Julio José Occhi la declaración judicial del suspendido jefe de inspectores municipales acusado de pedir coimas para no clausurar locales nocturnos. Occhi estuvo varias horas frente al magistrado explicando los movimientos de su cuenta bancaria, que estaba bajo la lupa porque se suponía que es allí donde podría haber ido a parar el dinero preveniente de las supuestas coimas. Al margen de si el juez le creyó o no, Occhi salió airoso de una serie de careos realizados ayer, ya que ninguno de los empresarios que denunciaron las coimas lo señaló directamente como el responsable de pedirlas. Las explicaciones del ex jefe de Espectáculos Nocturnos municipal -ahora está sumariado y separado del cargo- pretendían despejar las dudas sobre su cuenta bancaria y sobre los movimientos de fondos que allí se registran. Occhi le dijo al juez Carlos Carbone que esa cuenta pertenece a una sociedad familiar de la que también forman parte su madre y hermanos, y afirmó que las sumas depositadas se explican por la actividad de un campo que posee junto a ellos y que heredaron de su padre. La explicación parece despejar definitivamente las dudas sobre esa cuenta, pero nada dice sobre otra que, según un testigo, es la que se usaba para depositar el dinero de las coimas. La existencia de esta cuenta fue revelada al juez por Diego Nicolás Vitale, el propietario de un par de bares -entre ellos el Ghost, que queda en Alberdi- que estuvo demorado varias horas y dio detalles acerca de cómo supuestamente operaban los inspectores coimeros. Occhi le dijo al juez que conoce a Vitale, pero a sus íntimos les aseguró que no tenía idea de cómo y por qué había aparecido vinculado a las investigaciones. Fuentes de la causa, en tanto, dijeron a este diario que su nombre fue aportado al juez por las autoridades municipales que denunciaron a Occhi, al inspector Andrés Segovia y al empleado administrativo Maximiliano Aydar (ver aparte). La segunda parte de la extensa declaración de Occhi puede resumirse en dos puntos: dijo que la Municipalidad protege a los propietarios de algunos bares a los que él perseguía, y aseguró que las denuncias en su contra fueron "armadas" con el propósito de sacarlo del medio. Occhi comenzó a cumplir así el pronóstico que su abogado, Walter Cattáneo, hizo el viernes pasado: "Cuando éste hable -había dicho el defensor- en la Municipalidad no se va a salvar nadie". O, lo que es lo mismo, prendió el "ventilador" del que habló su allegado. Por lo pronto, el desplazado jefe de inspectores tiene motivos para ver con más optimismo su futuro en la causa: hasta ahora no hay nadie que afirme haber sido coimeado directamente por él, ni siquiera entre los cuatro propietarios de bares que lo denunciaron ante la Municipalidad. Los denunciantes son los dueños de los boliches Light, Moon Data, Lennon y Sabor. Ninguno de los tres primeros declaró haber sido coimeado por Occhi, y la dueña de Sabor (Shirley Morelli) desapareció después de denunciarlo ante la Municipalidad: el marido y el hijo dicen que se fue a Córdoba, y que ellos no administraban el bar de Cochabamba casi Sarmiento. También la situación de Maximiliano Aydar parece haber cambiado luego de una serie de careos de los que participó ayer junto con los denunciantes. Uno de ellos, el dueño de Light, dijo que quien lo "apretó" fue el inspector Andrés Segovia, detenido el miércoles pasado junto a Occhi y Aydar y excarcelado dos días después. El hijo de Morelli, en tanto, incriminó a Aydar pero incurrió en una serie de contradicciones de las que la defensa tomó debida nota tras la maratónica jornada judicial.
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