El cierre de fronteras que aplicó Brasil para el trigo y el maíz argentino determinará una pérdida de ingresos por casi 800 millones de dólares. El socio del Mercosur aplicó anteanoche restricciones sobre un grupo de productos agrícolas, con el argumento de impedir la propagación de la aftosa en su territorio. La sanción llega cuando aún falta colocar un importante volumen de exportación, que sumarían unos 380 millones para el trigo y otros 400 por el maíz, y agrega un nuevo problema al complicado frente exportador argentino, que ya soporta la clausura de los mercados cárneos. La Cancillería se apresuró a enviar una nota de protesta y el flamante secretario de Agricultura, Marcelo Regúnaga, viajará hoy al vecino país para intentar llegar a una solución. Mientras tanto, el titular del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Animal) Héctor Salamanco, calificó ayer como "un disparate" la decisión brasileña. Se estima que la zafra de trigo dejó un remanente de 3,6 millones de toneladas del cereal como saldo exportable. Sólo por este cereal el país recibiría menores ingresos del orden de los 380 millones de dólares. A ese quebranto se sumarán los menores ingresos por exportaciones de maíz, que totalizarían más de 400 millones. El gobierno argentino consideró a la prohibición "desproporcionada y sin ninguna justificación técnica, ya que no existen antecedentes científicos ni norma internacional que determine la posibilidad de transmisión de la aftosa a través de productos vegetales". Y recordó que la Organización Internacional de Epizootias (OIE) "sólo prevé exigencias para el caso de pajas y forrajes". En ese marco, solicita la revisión de las medidas que implican una "traba inadmisible" al comercio entre los socios del Mercosur. Esa es la dura tarea que le tocó en suerte al secretario Regúnaga, que hoy se entrevistará con su par de Brasil, Marcos Vinicius Pratini de Moraes. Si bien Brasil no informó aún sobre esos cambios comerciales para autorizar compras de trigo argentino, la medida anunciada anoche por el ministro de Agricultura, Marcus Pratini de Moraes, apunta a tapar la verdadera causa de la restricción comercial. La medida, que comenzó a regir ayer con su publicación en el boletín oficial brasileño precisa que se busca "evitar una posible contaminación del ganado vacuno, especialmente de Río Grande Do Sul, con la enfermedad que está afectando a los rodeos argentinos". A raíz de esa decisión unilateral, Brasil exigirá certificados del Senasa que aseguren que los productos agrícolas -trigo, soja, arroz, maíz, frutas y hortalizas-, fueron cosechados en un radio alejado en 25 kilómetros de las regiones donde se localizaron focos de aftosa. Sin embargo, y aún conociendo las zonas productivas agrarias argentinas, con núcleo en la pradera pampeana, el anuncio del principal socio argentino en el Mercosur llegó inmediatamente después que el Senasa admitiera un incremento de brotes de la enfermedad, precisamente en las cinco provincias de la pampa húmeda, elevando a 110 los focos en la zona. Hace una semana había trascendido que las exigencias de calidad que impondría Brasil favorecían el ingreso a su plaza comercial del cereal producido en Estados Unidos y Canadá, donde se utilizan los mismos sistemas de zarandeo del grano para medir la tolerancia de impureza. En la misma fecha, el estado de Rio Grande Do Sul reclamó al gobierno de Cardoso que se cerraran las fronteras para el ingreso de otros productos argentinos, como el arroz, soja, maíz y alfalfa, argumentando el peligro por la propagación de la aftosa a través de esos granos, lo que fue rechazado por la OIE, desde donde se explicó que el virus no se contagia por esa vía. La medida impactará directamente en las cotizaciones firmes y sostenidas que venían marcando ambos productos en la plaza nacional, en especial por la merma productiva del cereal que se registró este año en el mundo, así como por los condicionamientos impuestos desde los mercados mundiales a la variedad Starlink del maíz estadounidense, por haberse obtenido a partir de cultivos transgénicos. En ese contexto, especialistas en comercio granario local dijeron ayer que las restricciones se conocieron justamente en momentos en que el país vecino cerró operaciones de importación por unas 15 mil toneladas de trigo producido en Estados Unidos, lo cual marca una señal para la comercialización del cereal en el Cono Sur.
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