Año 49.072
 Nº CXXXIV
Rosario,
viernes  30 de
marzo de 2001
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Gutiérrez Almada no olvida la época en que integraba el grupo Litoral
Después de muchos años de estar fuera del país y alejado de la pintura, retomó los pinceles y expuso

Fernando Farina

Manuel Gutiérrez Almada (78) fundó e integró en los años 50 el reconocido grupo Litoral junto a Juan Grela, Carlos Uriarte, Hugo Ottmann, Oscar Herrero Miranda y Leónidas Gambartes, entre otros. Sin embargo, para Rosario no es demasiado conocido, los motivos están en su alejamiento tanto de la ciudad como del arte durante muchos años.
De vuelta en ambas cosas, la Casa del Artista Plástico decidió homenajearlo mostrando tanto sus obras que hicieron historia como las que está haciendo en la actualidad.
La propuesta permitió además escuchar otra voz acerca de cómo se había conformado el grupo Litoral y cuál fue su programa. Lejos de opiniones como las de Grela, quien sostenía que se agruparon artistas de distintas ideologías que tenían en común oponerse a las ideas fascistas del gobierno peronista -en una reedición del "no nos une el amor sino el espanto"-, Gutiérrez Almada no considera que haya sido la política y la situación de asfixia cultural las que los reunieron. Por el contrario, ve en la problemática artística el principal motivo para haberse juntado, aunque no olvida que una vez que ciertos funcionarios vieron las producciones renovadoras que proponían en esa época, vinieron ciertas recomendaciones sobre qué pintar, que ellos prefirieron ignorar.
Sobre su formación, Gutiérrez Almada recuerda que con 20 años, comenzó a aprender en la asociación Refugio, de donde rescató fundamentalmente a Angel Roda. En la entidad, que era muy académica, le enseñaron a reproducir yesos, hacer naturalezas muertas y dibujar a modelos vivos. Fueron los años de disciplinarse y después el artista aplicó su mismo aprendizaje en la institución, ya siendo maestro. Sin embargo, siempre tuvo cierta inclinación a dejar la figuración, algo contrario a los principios naturalistas de Refugio.

La importancia de la forma
Según recuerda, paralelamente con Herrero Miranda investigaban el color y la composición, aunque no se desligaban por completo de la figura. "Pero la tomábamos como forma -dice-, hasta que al final ya me desligué por completo de ella en los años que integré el Grupo Litoral". Fueron sus años de hacer abstracción.
Lejos de cuestiones políticas, para el artista la formación del grupo se dio naturalmente, por acercamiento de los pintores más destacados del momento, por eso no se puede hablar exactamente de una fecha de constitución, aunque recuerda que hicieron una declaración de principios porque la gente no estaba acostumbrada a lo que hacían. "Es que teníamos una crítica desfavorable -comenta-. Por eso explicamos que íbamos a utilizar nuestra libertad creativa sin dejar de lado los principios estéticos, ya que si no dejaría de ser arte".
Por otra parte, recuerda que esta declaración sirvió como pantalla, tras la invitación oficial para que cambiaran de temática: "Querían que hiciéramos algo más popular, ya que la gente no lograba entenderlo".
Sin embargo, Gutiérrez Almada sostiene que no todos eran antiperonistas, sino que simplemente no eran peronistas declarados, y advierte que las recomendaciones sobre cómo pintar no se las hicieron a todos sino a algunos, los más duros. Indudablemente que los nombres de Grela, Gambartes y Garrone parecían los más molestos para el gobierno, que extrañamente, según recuerda, nunca le dijo nada a Antonio Berni, cuando el propugnaba las ideas izquierdistas declaradamente.
Al recordar los motivos de las recomendaciones, dice que también hubo confusiones como creer que Francisco García Carrera era de izquierda porque pintaba los chicos de la villa La Basurita, cuando él en realidad no tenía ninguna intención política.
En aquellos años, el grupo no tenía reuniones formales, cada uno pintaba en sus talleres, y trataban de no mostrar las obras hasta la exposición. "Yo me definí por la abstracción. Todos eran grandes pintores y entonces ninguno se podía quedar atrás. Había que pintar bien para que una obra se sostuviera al lado de un cuadro de Uriarte, por eso cada uno se esforzaba en ese sentido, aunque respetando sus propias convicciones", comenta.
Con Herrero Miranda tenían muchas coincidencias en los principios sobre por qué querían ser pintores. "Una vez me preguntó: «¿Para qué sirve un cuadro?", leemos, estudiamos, pintamos, exponemos y la gente por compromiso nos saluda, nos felicita, pero nada más, después lo llevamos a casa y ahí termina todo». Pensábamos que el arte tenía que buscar otros caminos, que tenía que introducirse en la arquitectura, por ejemplo. Y de alguna manera, muchos de nosotros trabajamos en esa línea, Herrero diseñando muebles, Warecki hizo diseño gráfico, después lo seguí yo, y también diseño quirúrgico, es decir que dibujaba paso a paso las operaciones que se hacían en el Sanatorio Británico".
Durante muchos años Gutiérrez Almada estuvo fuera del país y también algo alejado de la pintura, aunque nunca dejó de sentirse artista. Hace algún tiempo volvió a tomar los pinceles, y de allí su última producción que presentó en la Casa del Artista Plástico. Su propuesta actual no dista conceptualmente de aquella de los años 50: "Quiero que la gente de emocione con el color, con la línea", dice mientras advierte que está convencido de la importancia de que un cuadro sea incorporado a la arquitectura moderna, y que "no tiene sentido colgar un bodegón".



El artista presentó una muestra con pinturas realizadas en los 50 y los 90.
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