Carolina Taffoni
Aunque para muchos todavía no abandonó su personaje de Eva Perón, Esther Goris se metió el año pasado en la piel de otra mujer que dejó su marca en el siglo XX, Cocó Chanel. Así, caracterizada como la diseñadora de modas que se convirtió en un símbolo de la independencia femenina, llega a Rosario con la obra "Cocó de París", que se presenta en el Teatro Empleados de Comercio, Corrientes 450, hoy a las 21, mañana a las 22 y el domingo a las 19. La puesta del argentino Daniel Mañas, que será interpretada por Geraldine Chaplin en Londres y por Glenn Close en Broadway, recorre la vida de Chanel desde su infancia en un orfanato hasta sus luchas para crear un imperio de la moda en todo el mundo. Esther Goris habló con Escenario sobre las influencias de Chanel, la fascinación con su nuevo personaje, su identificación con las mujeres fuertes y polémicas, y la imagen que de ella crearon los medios. -¿Cómo te involucraste con Cocó Chanel? -Hace dos años yo vi un documental sobre ella que pasaron en People and Arts y quedé fascinada con su historia. Quería escribirla, pero recién había terminado mi novela sobre Agata Galiffi y no tenía ganas de reincidir en la escritura tan rápido. Entonces dio la casualidad que me llamó Daniel Mañas, un autor argentino radicado en Estados Unidos, para ofrecerme el unipersonal sobre Chanel que había escrito. Lo que me llamó la atención del libro de Mañas es que rescata el gran sentido del humor de Cocó Chanel. En esta obra pude experimentar la interrelación con el público a través del humor. Y la risa es como un bálsamo, incluso es mejor que un aplauso. -¿Y qué te atrapó del personaje? -Lo que más me conmovió de Cocó es que era una mujer de una condición social muy baja y logró abrirse camino en una época difícil, a principios de siglo. No solamente revolucionó la moda y el arte, también cambió el estilo de vida de la mujer a través de la moda. Ella le sacó el corset a la mujer e inventó casi todo lo que usamos: las sandalias, la cartera colgando al hombro y hasta el traje de baño. -¿Hay alguna Chanel en la actualidad? -Creo que Chanel son todas las mujeres que toman un lugar y concretan sus sueños. Hoy la mujer se impone la obligación de realizarse profesionalmente. Pero la historia de Chanel demuestra mejor que ninguna que ser diferente tiene su precio. Una mujer con tantos logros profesionales, que murió billonaria, en los últimos años de su vida repetía como una letanía "una mujer que no es amada es una mujer inútil, es como si estuviera muerta". Por lo que más sufría era por la ausencia de los hijos, la familia y el amor. -¿Pensás que eso sigue pasando, que las mujeres que se entregan a su profesión no pueden realizarse en su vida sentimental? -Pienso que les es más difícil. Poner tanto fervor en el trabajo siempre dificulta cualquier relación amorosa. -¿Por qué el nombre de Chanel, una mujer tan combativa y transgresora, hoy sólo se asocia con una marca de ropas y perfumes? -Hasta la década del 50 los diseñadores trabajaban al lado de los pintores y los escultores. Hasta el mismo Dior trabajaba con Picasso. Chanel hacía vestuario para obras de Jean Cocteau. Ella fue amante o amiga de los más grandes artistas de su época: Dalí, Picasso, Cocteau, Stravinsky. La moda no era algo industrial y pasatista como ahora. -Antes Evita, ahora Chanel, ¿estás destinada a interpretar a mujeres fuertes y polémicas? -Sí, y en el medio de las dos me ofrecieron unas cuantas. Hasta me propusieron hacer una obra sobre Frida Kahlo en México, pero yo no me veo parecida a ella para nada. Después de Eva Perón me ofrecieron hacer a cuanta mujer de antorcha en mano anduviera por ahí. -¿No tenés miedo a quedar encasillada? -No, porque cuando no me interesó no lo acepté. En el caso de Eva Perón no fui nada original, como todas las actrices del mundo yo quería hacerla. Y tuve la suerte de que me eligieran. El caso de Cocó fue muy particular, porque yo la venía siguiendo cuando me eligieron. Y fue un honor porque se trata de una productora extranjera. -¿Qué puntos en común tenés con Cocó Chanel? -En principio que somos grandes fumadoras. Pero ella me supera. Ella fumaba 60 cigarrillos diarios, yo estaba fumando 40 y ahora bajé a 20, por suerte. También nos emparenta cierto fervor a la hora del trabajo. Cocó se olvidaba de comer y de dormir, y a mí me pasaba lo mismo cuando estaba escribiendo "Agata Galiffi". -¿Qué se puede aprender de ella? -Cocó Chanel nos deja una enseñanza: que el amor es el tema central de la vida de toda mujer, más allá de las realizaciones profesionales. Ninguna mujer está exenta de sufrir la desdicha de no estar enamorada. Si yo cambié a partir del personaje habría que preguntárselo a mi analista (risas). -Después de interpretar a Eva Perón quedó la sensación de que nunca pudiste desprenderte de ese personaje, ¿vos lo sentís así? -No, yo creo que el personaje afortunadamente se le pegó a la gente. John Barrymore decía: "No hay nada más destinado al olvido que el trabajo de un actor". Yo tengo el privilegio de ser recordada por Evita. Además es lógico que la gente trate de ver en una actriz algo de los ídolos que solamente tuvo en el pasado. Pero la verdad es que yo me saco los personajes como me saco un abrigo.
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