Jerusalén. - Un muerto y 35 heridos, algunos de ellos de extrema gravedad, es el saldo de los dos atentados con bomba perpetrados ayer en Jerusalén con pocas horas de diferencia entre uno y otro. Este nuevo estallido de la violencia se produce a la par que en Jordania se inauguraba la cumbre de la Liga Arabe, en la que se debatirán las medidas que los 22 países árabes miembros adoptarán contra Israel. Políticos israelíes y algunos medios de comunicación exigieron represalias del ejército israelí contra los palestinos por esta nueva oleada de atentados. "Esto es una guerra, y en la guerra siempre hay tiempos difíciles que superar", dijo el alcalde de Jerusalén, Ehud Olmert.
Sin embargo, el ministro del Exterior israelí, Shimon Peres, aseguró que el gobierno del premier Ariel Sharon no se dejará provocar, aunque aclaró "al fuego hay que responder con fuego". "Vamos a hacer todo lo posible para no poner en peligro el proceso de paz", afirmó Peres. El propio Sharon se reunió poco después de los atentados con sus principales ministros para consultar acerca de una posible reacción. Políticos israelíes opinan que los extremistas palestinos quieren provocar a Israel para que éste ordene actuar a su ejército en estos días que dura la cumbre de la Liga Arabe. Con ello, se dijo en Jerusalén, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, quiere obtener la solidaridad de los países árabes.
El primer atentado se produjo en el barrio Talpiot de Jerusalén. Un coche bomba detonó cerca del estacionamiento de un centro comercial, dejando un saldo de al menos siete heridos leves, la mayoría de ellos pasajeros de un autobús que se desplazaba en ese momento por el lugar. "Oí un estruendo enorme, caían trozos en todas las direcciones", declaró un testigo ocular. La organización Yihad Islámica se atribuyó la autoría de esta primera acción. "El ataque se perpetró en respuesta al crimen cometido por el enemigo sionista contra nuestras familias en Hebrón", se señala en un comunicado del grupo enviado a agencias internacionales en Beirut (Líbano).
El ejército israelí impuso ayer un bloqueo a Hebrón y el toque de queda a los residentes árabes después de que un francotirador matara a una niña de diez meses hija de un colono judío que resultó herido de gravedad.
Pocas horas después del primer atentado, otra bomba estallaba ayer también en Jerusalén, provocando un muerto y 28 heridos de diversa gravedad. La víctima mortal sería el presunto autor palestino del atentado suicida, perpetrado en un cruce en el norte de Jerusalén, en el barrio de French Hill.
Según el jefe de la policía de Jerusalén, Micky Levy, el terrorista hizo estallar la bomba adosada a su cuerpo cuando pasaba un autobús de línea. El conductor del autobús está gravemente herido. El vehículo resultó muy dañado por la fuerza de la explosión.
Bloqueo y toque de queda
Por su parte en Hebrón se produjeron violentos enfrentamientos entre colonos judíos y palestinos, varios de los cuales resultaron heridos por las balas recubiertas de goma que el ejército israelí disparó para disolver a los manifestantes.
La muerte del bebé ha provocado en Israel una ola de demandas de respuesta militar contra los palestinos. Diputados derechistas exigieron a Sharon que ponga a Hebrón, que desde 1997 está en su mayoría bajo administración palestina, de nuevo bajo control israelí.
El barrio palestino de Abu Sanina, del que presumiblemente partió el mortal disparo, fue atacado por tanques israelíes. Según fuentes palestinas, 17 personas resultaron heridas. En Hebrón viven 600 colonos judíos entre más de 120.000 palestinos. Una oficina palestina en Hebrón fue incendiada por un grupo de colonos en represalia.