Elbio Evangeliste
Pasos cansinos. La cabeza gacha. La mirada clavada contra el piso. Postales de una tarde en la que Argentino sufrió un nuevo transpié, duro por cierto, ante Deportivo Español. El lapidario 5 a 0 habla por sí mismo del difícil momento que vive el conjunto de barrio Sarmiento, donde las respuestas siguen sin aparecer y todo se hace cada vez más difícil. La derrota de ayer agravó aún más el presente salaíto, ya que sumó su cuarta derrota consecutiva y el malestar se incrementa. Los dirigidos por Oscar Díaz querían revertir la historia, pero no les salió una. La premisa fundamental era manejar el partido, y la cumplieron sólo en parte, ya que el primer cachetazo apareció a los 15'. Mellado perdió la pelota en la salida y Montú le cometió un infantil penal a Arriola, el que Ruiz se encargó de canjear por gol. Hasta allí no había diferencia entre ambos equipo, sólo el gol. Pese a ello, el público salaíto veía que su equipo no era capaz de generar situaciones de riesgo. Apenas un par de cabezazos de Cortalezzi sirvieron para ilusionarse, pero todo quedó en la nada. Argentino no era menos que el equipo gallego. Tampoco era más. La diferencia estuvo en que el albo se equivocaba con mayor frecuencia en defensa, y así llegó el segundo. La contra rápida de Deportivo Español encontró a la última línea local mal parada y entre Lugo, desbordando por derecha, y Arriola, entrando solo por el centro, a pocos minutos del final, apareció la fórmula del gol. En el entretiempo Díaz echó mano al banco de suplentes e intentó, con el ingreso de Pedernera, sumar más gente al ataque, pero fue inútil. Las ideas salaítas eran las grandes ausentes de la tarde. Especialmente porque ni Mellado ni Ojeda podían quebrar la línea de cuatro volantes impuesta por la visita y porque tanto Pedernera como Cotalezzi no lograban inquietar a la última línea gallega. Mientras eso pasaba era cada vez más fácil imaginar el final. Sobre todo porque se jugaba como a Español más le convenía, utilizando el contragolpe como su arma fundamental. Los goles de Ceballe, Romero y Ayala sirvieron simplemente para estirar la diferencia y provocar que la derrota fuera aún más dolorosa, ya que a esa altura Argentino no mostraba signos de vitalidad. Duro, catastrófico. Así fue el revés que sufrió Argentino. Un equipo que lucha contra viento y marea para sonreír cada partido, pero que no encuentra los caminos para lograrlo.
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