La manija de Cambiasso por un lado. La de Ezequiel por el otro. Dos equipos con incapacidades ofensivas. O más bien con serios problemas en la definición. Entre los dos suman más de 500 minutos sin convertir. Central lleva cinco fechas sin ganar; Independiente tres derrotas consecutivas. Esa es la cita para esta tarde a las 16.30: Independiente-Central en Avellaneda con arbitraje de Gabriel Brazenas. No les sobra nada. Los dos necesitan imperiosamente los tres puntos para recuperar el tren perdido y empezar a pelearle a la irregularidad que los somete y los desestabiliza. Al menos Central tiene la Copa Libertadores como elemento de distracción. Independiente ni siquiera eso. Se prevé un planteo agresivo del equipo local. Se supone un Central un poco más contemplativo en el comienzo. Más bien parado para que Arias y Maceratesi tengan mayor campo de acción cuando los rojos utilicen la tradicional subida de uno de los marcadores. Aunque esta vez no estará Jorge Martínez para generar ataque por su sector. Entre la línea de dos volantes centrales y la zona de tres defensores canallas jugará el Cuchu Cambiasso. Por eso Bauza eligió a Marcelo Quinteros (ver aparte). De paso, si las circunstancias lo requieren puede correr a Moreno hacia el medio poner al cañadense por la derecha. Disquisiciones al margen, la sensación es que tantos unos como otros deberán pelear por recuperar su autoestima en la cancha antes que pensar en las cuestiones tácticas que caracterizarán al partido. Ese parece el talón de Aquiles de ambos: la resistencia anímica. Hasta aquí la ciclotimia los caracteriza y los representa. Si bien en ambos se puede reconocer una línea de juego, la inconstancia en el rendimiento sobresale por encima de las aptitudes técnicas y tácticas para afrontar un torneo que se les escurrirá irreversiblemente si el resultado de esta tarde no es bueno. Tanto es así que el empate no les sirve. Sólo podría extender la intrascendencia de mitad de tabla que no llega a convertirse en un objetivo porque las aspiraciones previas al Clausura eran diametralmente opuestas a la realidad. Habrá presiones, urgencias, nervios y ambiente hostil en juego. No son pocos los elementos que rodean a un choque con características de clásico por la histórica amistad de los diablos rojos con Newell's. El fútbol deberá someterse a esos agentes externos y tratar de vencerlos. Si sobrevive al entorno podrá reencontrarse con dos equipos que pueden jugar muy bien y ofrecer un espectáculo atractivo.
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