Con la caída del régimen que comandaba el ex presidente del Perú Alberto Fujimori se terminó una historia negra de este país en la última década. Una década que para los peruanos estuvo signada por la corrupción y los desmanejos. Y aunque el fútbol no tuvo una estrecha relación con el gobierno del Chino, como lo llaman los peruanos, en más de una ocasión fue utilizado para sacar provecho a través de la manipulación política. Sin ir más lejos, los periodistas locales no dejan de reconocer que es un secreto a voces la gravitante influencia y presión que ejerció Fujimori, a instancias del ex capitán Vladimiro Montesinos (asesor del presidente y su mano derecha), con la dirigencia del fútbol peruano para que contrataran a un técnico de primerísimo nivel al frente de la selección albiroja. El Chino quería a Pacho Maturana porque lo consideraba un ganador. Y así lo hicieron. Con esto el gobierno intentó, al igual que sucede en muchos países, manipular a la población con campañas políticas y consignas que no eran más que cortinas de humo.
Y como el inicio de las eliminatorias sudamericanas para el Mundial del 2002 coincidía con la campaña electoral en la que buscaba su tercer período de mandato, Fujimori quería una selección ganadora que le permitiera a partir de sus triunfos hacerle olvidar las penurias que vive a diario el pueblo peruano. "La usaba como uno de sus tantos pretextos para decir que vivíamos en el país de las maravillas", argumenta un periodista local, acostumbrado a estas cosas del poder.
Sin embargo, el Chino no logró el golpe de efecto buscado y su idea fracasó. Maturana se tuvo que ir sin conseguir resultados y los peruanos están a punto de quedar eliminados del Mundial. Pero para muchos eso no pasó inadvertido. Y a medida que van pasando los días las voces de desagrado se suman. Tal como lo hizo Medardo Arce, el técnico de Aurich, equipo sensación del fútbol peruano y que marcha primero en el torneo de primera división. Para Arce, la llegada de Maturana "fue la peor estafa que ha venido a la selección peruana. Se equivocaron feo y los errores se pagan. Hoy estamos casi eliminados".
Hincha de Alianza
Fujimori, hincha de Alianza Lima -uno de los dos equipos más populares de Perú-, no era muy amante de este deporte, aunque siempre se las ingenió para encontrar la forma de obtener popularidad a través del mismo. El que tenía más relación con el fútbol era su mano derecha y asesor Montesinos, quien utilizó a Alfredo González, actual presidente de Universitario, para campañas de poca monta, como la de enfrentarse con el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Nicolás Atilio Delfino. La idea de Montesinos, a quien se lo acusó por enriquecimiento ilícito por unos 40 millones de dólares, era poner a prueba a González en la U para que luego encabezara otros proyectos. De hecho, ahora González se postula como congresista (equivalente a los diputados y senadores en Argentina) en una de las listas del ex gobierno para los comicios del próximo 8 de abril. A propósito de estas elecciones, con la salida del fujimorismo el clima político va en aumento, pero la gente está cada vez más decepcionada y menos interesada en una actividad en la que lo único que se logra, según los peruanos, es que se enriquezcan.
Vladimiro Montesinos es un ex capitán del ejército de este país, pero que hace varios años había sido expulsado de la fuerza por falsificarle la firma a un comandante cuando llevó adelante una venta ilegal de armamento. Más tarde, con la llegada del Chino al gobierno, fue nombrado asesor y se le restituyó su cargo en el ejército. Poco a poco la figura de González fue creciendo hasta transformarse en un personaje tan polémico del fútbol peruano que una foto suya en la tapa de los diarios, en ocasiones, vendía tanto como un triunfo de los cremas.
Perdiendo apoyo
Con la caída del régimen de Fujimori y la fuga del Chino y su asesor, González fue perdiendo apoyo y sus brabuconadas encontraron cada vez mayor resistencia. Y días más tarde, el 11 de marzo pasado, no pudo lograr su reelección, al perder de manera holgada con Javier Aspauza, quien asumirá la titularidad de Universitario el próximo 1º de abril.
Un síntoma de que González está transitando sus últimos días en el gobierno es que intentó separar del plantel a los argentinos Adrián Gorostidi y Héctor Banegas y al chileno Vergara, pero no pudo lograr su cometido. Además, el técnico del club Roberto Challe, ídolo de la U y un personaje en sí mismo, no ocultó su animosidad contra la actual conducción del club, al señalar ayer que "esta directiva, llena de sinvergüenzas, me desarmó el equipo. Ellos, que le hicieron tanto daño al club, ya se van y sólo hay que aguantarla hasta el 31 de marzo".
La elección de Javier Aspauza alejó la posibilidad de un enfrentamiento entre una de las instituciones más populares del fútbol peruano y la Fifa, puesto que el verborrágico González fue inhabilitado por la entidad que comanda los destinos del fútbol mundial por querer sobornar a algunos jugadores rivales para que fueran a menos. Por ende, otro período a su cargo hubiese expuesto al equipo crema a ser marginado de los torneos internacionales. Durante sus seis años al frente del club fueron cotidianos los insultos y los ataques a los críticos, sin que faltaran agresiones físicas directas. Una muestra de la impunidad de la que gozaba, merced a su buena relación con los popes del gobierno peruano.