Ricardo López Murphy siente en carne propia los primeros encontronazos contra su paquete de medidas que apunta a poner en caja el déficit fiscal. Durante las últimas 48 horas, el flamante ministro de Economía tropezó con una férrea oposición de algunos colegas de gabinete, que no están dispuestos así nomás a ver como se esfuma una buena porción de sus recursos. Desde el ala política del gobierno se lanzó con fuerza un mensaje muy concreto: "Es posible acordar para un crecimiento, pero no para un ajuste salvaje". El titular de Hacienda tuvo un encuentro "privado" anteanoche con el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo; la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich; y el ministro del Interior, Federico Storani, quienes le advirtieron que un avance de los planes de ajuste podrían agudizar los conflictos sociales, al afectarse "áreas muy sensibles". Y ayer pudo testear en la reunión de gabinete el alto grado de malestar que generan las medidas en danza. Al término de esa reunión de gabinete, Colombo contó algunos objetivos del paquete, sin mayores precisiones. Dijo que "los pilares básicos sobre los cuales va a pivotear" la reforma tendiente a reducir el déficit fiscal serán la Afip y la Ansés, y desechó la venta del Nación. La mención de la Afip contrasta con las declaraciones formuladas anteayer por el titular del organismo, Héctor Rodríguez, quien descartó una nueva reestructuración del organismo. Más allá de estos dos casos, fuentes gubernamentales confirmaron que existen varios puntos conflictivos en discusión en el seno del gobierno. Uno de ellos _que generó rispideces porque vendría junto al arancelamiento de los estudios_ es un recorte de 350 millones en las universidades. El núcleo duro del paquete de López Murphy incluiría la privatización del Banco Nación y la enajenación de las acciones de empresas estatales y centrales nucleares. Dentro del esquema de ajuste también se prevé la aplicación de topes a todas las jubilaciones (de 3.100 pesos), recortes sobre los salarios familiares y la concentración de los planes sociales en torno a un único programa asistencial, destinado sólo a los jefes de hogares desocupados. El recorte sobre las universidades amenazó con crear una crisis en el gabinete de De la Rúa, al punto de que un ministro amenazó con renunciar. Según aseguraron fuentes gubernamentales a la agencia DyN, ese punto habría quedado afuera del paquete, y significaría la primera concesión del flamante jefe del Palacio de Hacienda. Desde el Pami también se alzó la voz de su interventor, Federico Polak, quien aseveró que sería "poco inteligente" presionar por más despidos en esa obra social y recordó que se trata de un organismo autárquico. De todos modos, el ente previsional está incluido en el presupuesto y su déficit es absorbido por el Estado. En el marco de estas objeciones, López Murphy habría planteado la necesidad de tomar más tiempo para evaluar las medidas, y ello creó especulaciones sobre la posibilidad de que el paquete sea dado a conocer recién el viernes a última hora, durante el fin de semana e incluso que pasara para el lunes o martes próximo. De todas formas, sus pares le pidieron al ministro de Economía que adelantara parte del paquete, porque _según advirtieron_ "los mercados no resisten un plazo tan extenso".
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