Isidoro Gilbert
Preocupados por el creciente desprestigio de los partidos, su pérdida de influencia y el creciente poder de los grandes grupos económicos concentrados que pueden debilitar los logros democráticos y hasta la misma estabilidad de los países latinoamericanos, medio centenar de dirigentes políticos y un número menor de expertos delibera desde ayer en Buenos Aires. El Encuentro de Partidos Políticos de América Latina -que culmina hoy-, organizado por el gobierno en conjunto con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, fue inaugurado por el presidente Fernando de la Rúa, quien reiteró la necesidad de un "mejoramiento de los partidos políticos" y que estos deben realizar una reducción de sus presupuestos "como una de las formas para hacerlos más creíbles y de afianzar la democracia". Por su parte, Federico Storani, al referirse a los peligros que acechan a la democracia (entre los que mencionó al terrorismo y el narcotráfico) puso en un primer plano a la pérdida de credibilidad de los partidos en el marco de la concentración económica y la creciente marginalidad. El ministro del Interior subrayó la pluralidad de la convocatoria, pero los dos partidos de izquierda mas importantes del sur del río Bravo, el PT del Brasil y el Frente Amplio uruguayo, no estuvieron pese a que estaban invitados, pero sí el PRD mejicano. Mientras en el elegante Hotel Hilton se oían exhortaciones para poner a la política como mediadora entre la sociedad y los grandes grupos económicos, a 250 metros de allí, en la Casa de Gobierno, De la Rúa tomaba juramento a los integrantes del equipo que lidera Ricardo López Murphy, tecnócratas que desdeñan la política casi todos, lo contrario a los objetivos del encuentro de partidos. Es cierto que también juraron algunos integrantes del Frepaso, en un nuevo intento por recrear la coalición gobernante. Se busca superar la crisis de crecimiento e intentar cerrar la brecha social, pero grandes dudas aquejan a la gente por la mirada que tiene de la realidad el López Murphy, después de todo un político del ala más conservadora del radicalismo. Los dos escenarios exhiben con crudeza la realidad. ¿Política o tecnocracia? No es un dilema traído de los pelos. El ex ministro de Economía Domingo Cavallo (ausente ayer porque recién regresó de la reunión de la Trilateral Comisión, en Londres, aunque expondrá hoy, al igual que Carlos Alvarez), a quien se considera con chances de llegar al gobierno si fracasa López Murphy, abogó en una entrevista por un gobierno manejado por expertos (tecnócratas), respaldados por una fuerte coalición política. Esta última queda así diluida, mina su mirada estratégica, por lo inmediato, que tiende a satisfacer a los mercados.
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