Carina Bazzoni
La Capital
Después de casi seis horas de un caldeado debate, los miembros de la comisión de Servicios Públicos del Concejo Municipal acordaron ayer encomendar al intendente la suspensión de la caducidad de la concesión de la Cotal. Esta decisión seguramente rebotará en la sesión del jueves. En una reunión plagada de acusaciones cruzadas se pidió la renuncia del secretario de Servicios Públicos municipal, Joaquín Blanco; se propuso que se retire del servicio a las empresas que tomaron los recorridos de las líneas 112, 126, 127, 129, 130, 131, 132 y 147; se dispararon dudas sobre el pago de coimas; y hasta se llegó a agredir a un concejal oficialista que tuvo que abandonar la reunión corriendo y escoltado por policías.
Desde las 9, una nutrida comitiva pobló la sala del anexo del Concejo donde se desarrollaba la reunión de Servicios Públicos. A la presencia del titular de la Cotal, Raúl Beltrame, y de su apoderado legal, se sumó la de choferes y representantes gremiales de la empresa, vecinalistas y usuarios de las ocho líneas que hasta el viernes cubría la Cotal.
Una vez más, Beltrame denunció ante los concejales que había sido "discriminado" del proceso licitatorio del nuevo sistema de transporte cuando su empresa fue descalificada. Asimismo, indicó que la Cotal "está en mejores condiciones" que las otras prestadoras para continuar brindando el servicio.
Pero el encuentro fue subiendo de tono cuando los choferes y usuarios se hicieron oír. Mientras los primeros se quejaron por el estado de los coches que se dispusieron para cubrir los servicios que brindaba la Cotal, los otros criticaron duramente las frecuencias de las unidades.
"En el curso de capacitación profesional que realiza la Municipalidad nos dicen que si los coches tienen un mínimo desperfecto no podemos moverlos. Ahora nos involucran para manejar unidades que parecen armas y no sabemos hacia dónde van a disparar", resumió el delegado gremial de la empresa, Juan José Hernández.
Y los vecinos no se quedaron atrás: "Tenemos que esperar horas los colectivos, y después viajar como ganado", expresó un representante de la vecinal Sudoeste. "La Cotal es un sentimiento", corearon los vecinos, y subrayaron que la empresa "ponía coches gratis a disposición de las escuelas y vecinales".
"Si a la Cotal le decretaron la caducidad por dejar un día de brindar el servicio ¿qué van a hacerles a las empresas que tomaron estas líneas que desde el sábado nos dejaron en la calle?", se preguntó el presidente de la vecinal Puente Gallego.
Amenazas y golpes
Mientras tanto, se acercaba el momento en que los concejales debían votar el despacho de un proyecto para solicitar la revisión de la suspensión de la Cotal. Entonces, el oficialista Sergio Liberati se puso de pie. "No se vaya, vote por la gente", lo increpó uno de los presentes en la reunión e intentó golpearlo. El edil se retiró de la sala y volvió acompañado de un agente de policía.
"Nos vamos a ver a la salida", dijo alguien por lo bajo y la amenaza no quedó ahí. Cuando Liberati traspuso la puerta del anexo un grupo de vecinos que esperaban el resultado de la reunión se acercó a él y le propinó un golpe por la espalda. Así, el edil binnerista tuvo que bajar corriendo por la calle Córdoba rodeado por cinco efectivos de seguridad hasta que logró entrar al edificio del Concejo. "Explicá por qué no votaste" le gritaban unas cincuenta personas desde las puertas del Palacio Vasallo.
Los golpes y amenazas recibidas por Liberati provocaron un repudio unánime de los presidentes de los distintos bloques del Concejo, quienes expresaron su solidaridad con el concejal oficialista.
"Si los vecinos, a quienes el honorable Concejo nunca vaciló en atender porque así corresponde, suponen que el método para debatir los problemas es el insulto y la agresión física, habremos retrocedido a las peores épocas que la democracia supera", se señaló en un comunicado que contó con el aval del presidente del cuerpo, Pablo Cribioli.