Pablo F. Mihal
En una impasse con mucho suspenso. En un tiempo para la búsqueda de un nuevo diálogo para llegar un final feliz con verdadera madurez política. Así vive hoy por hoy sus días el rugby argentino, que sabe que si no llega a un acuerdo en la mesa de negociaciones, las elecciones de las autoridades de la Unión Argentina de Rugby por vía del sufragio dirimirán la partida. Los nombres de los hombres que regirán los destinos de la UAR (y en definitiva del rugby argentino) debían decidirse el 29 de este mes, pero por un desacuerdo entre ambas partes se decidió postergar hasta el 17 de abril las elecciones. En esos 20 días se intentará lograr un consenso que evite la ruptura. Si bien se buscó primero llegar a un acuerdo, Buenos Aires presentó su lista con Miguel Servera, ex titular de la Urba, como presidente, y con Federico Fleitas como secretario; en tanto que el interior (compuesto por 21 uniones de las 22 que tiene el país) no se quedó atrás y presentó la suya con el rosarino Carlos Araujo a la cabeza. No obstante el interior estuvo dispuesto, llegado el caso, a ceder el sillón presidencial a cambio que lo dejen ocupar el cargo de secretario, pero ante la negativa de Buenos Aires ambas partes decidieron presentar una lista bien diferenciada, aunque aún existe la posibilidad de que los dirigentes lleguen a un acuerdo y no sea necesario llegar a las elecciones. Mientras tanto es como si el raciocinio se hubiese sentado en la mesa de al lado y el sentido común un poco más lejos y ambos, casi caprichosamente, dándole la espalda a una situación, haciendo todo más difícil. "Nosotros hemos fijado como pauta seguir la línea de trabajo del ingeniero Luis Gradín (actual presidente de la UAR), cuando estuvo prácticamente armonizando los intereses de todas las uniones del país. Ante esto aparece una lista generada desde el rugby de Buenos Aires para la cual en la misma asamblea de Buenos Aires se pidió que llegaran a una negociación previa con el interior antes de largar un candidato. Esto fue desoído y salió con una lista que la encabeza una persona que le tocó hacer (no digo que fue sea su voluntad) una oposición muy fuerte a todo lo que se estaba generando a través de lo que Gradín había puesto en el rugby argentino", opinó Carlos Araujo al señalar cómo se había polarizado la sucesión del presidente de la UAR. -¿Estamos ante una nueva lucha Interior-Buenos Aires? -Yo creo que no es una guerra Interior-Buenos Aires ya que en el caso de tener acceder a la conducción de la UAR seríamos los continuadores de un proceso, de una política fijada por gente misma de Buenos Aires. Por eso no podemos hablar de "guerra", pero sí podemos referirnos a una lucha por la continuidad de un proceso. De eso se trata. -¿Cómo están las cosas en este momento? -Hace una semana tuvimos una reunión entre las 21 Uniones del Interior y se resolvió llevar una lista propia, pero dejando abierta la posibilidad de que la Comisión negociadora (N. de la R. integrada por los presidentes de las uniones de Córdoba, Rosario, Mendoza y Tucumán, más un representante del Norte y otro del Sur) continuara juntándose con el oficialismo de Buenos Aires para ver si llegaban a coincidir en una lista de integración. Yo calculo que esto no está cerrado y en cualquier momento pueda salir una lista de unidad y se contemplen los intereses de todos y no de un sector en particular. -¿En este momento no crees que, en cierta medida, se está creando un antagonismo que no beneficia a nadie? -Pienso que sí y es eso lo que hay que desmitificar. Acá hay que hablar de la búsqueda de un consenso. La propuesta que nosotros vamos a llevar adelante cuando nos toque actuar, ya sea por la mayoría o por la minoría (N. de la R: ya que el que no llega a obtener la presidencia está previsto en el Estatuto que integre el gobierno por la minoría), es una política de integración previa del rugby nacional donde Buenos Aires no sea el furgón de cola del rugby argentino sino la locomotora. -El tema de las renuncias en Córdoba. ¿Te benefician o desfavorecen en algo? -Pienso que todas las uniones tienen un proceso para llegar a una decisión. En Córdoba, desde un primer momento, la posición estuvo bien clara: ellos iban a apoyar la postura que defendió todo el rugby del Interior, que era la continuación del proceso de Gradín. O sea que, independientemente de todo este problema interno que sufrió Córdoba a nivel de renuncias de dirigentes y de planteos a la asamblea, nunca dudamos de que la posición iba a ser la misma. Lo que se disputó internamente, fuertemente y con mucha pasión en Córdoba, fue el cargo de consejero, que aparentemente fue consensuado en una asamblea y sería Ricardo Bordcoch.
| |