En "Contraluz" Bebe Kamin vuelve a sumergirse en una historia que tiene que ver con los jóvenes. "Tengo un metejón con los adolescentes", dice de golpe el realizador. Después aclara: "Por un lado mi adolescencia fue hermosa, en el sentido de intensa. Por otro lado, tengo hijos adolescentes y por eso me identifico mucho. La adolescencia es un momento de la vida en la que algo se pierde y algo se gana, es un momento de transición en la definición de las personas, es cuando rechazo todo lo que tengo y necesito todo lo que no tengo. Además, los jóvenes son bellos, más allá de la expresión formal, son bellos desde el alma". Luego, el cineasta pasa a hablar de sus vástagos: "Una de mis hijas, Vera, es actriz y trabaja en la película. el varón, Hernán, es un profesional de la computación y un apasionado del cine, por algo le tocó su papá. Se da una cosa íntima con ellos de mucha emoción. Cuando hago una película hay una parte que está dirigida a ellos, que lo van a entender en el código secreto que tenemos entre nosotros, y es parte del vínculo que alimenta nuestra relación. Mi otra hija, que está entrando a la adolescencia, sigue fogoneando mi interés por los jóvenes". Los jóvenes de "Contraluz" fueron elegidos por medio de un casting. "Hubo más de 200 chicos -explica Kamin-. Todo va bien cuando llega el final y es el momento clave, porque si te equivocás es terrible. En este caso la pegué. Pero eso lo verán los espectadores, quizá sin saber que hubo un largo trabajo de ensayo".
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