John Ashbery
Fantomas fue la creación fortuita de dos inspirados folletinistas que habían estudiado derecho antes de ingresar en el mundillo de escritores de pacotilla. Pierre Souvestre nació en una familia adinerada en la heredad de Keraval, en Bretaña, en 1874; tras ejercer un tiempo de abogado, al parecer se cansó de la profesión y se introdujo en el novedoso campo del periodismo automovilístico, primero en la revista L'Auto y más tarde en Poids Lourds, al tiempo que ejercía la crítica literaria en el periódico Le Soleil. Buscando un secretario se topó con Marcel Allain, un ingenioso joven casi diez años menor que él, que lo sorprendió al escribir un artículo de 17 páginas sobre un nuevo camión (el Daracq-Serpolet), del que no había oído hablar siquiera, en el espacio de dos horas. Así fue como empezaron a trabajar juntos, y muy pronto Allain fue nombrado director ejecutivo de Poids Lourds a la vez que escribía en L'Auto una columna firmada por Souvestre; poco después se incorporaron al equipo de redacción de una revista de teatro recién fundada, Comoedia. La retirada de un anunciante de L'Auto dejó a la revista con unas cuantas páginas en blanco que los ingeniosos autores se apresuraron a llenar con una serie "hindú" llamada Le Rour. Esta tuvo tal éxito que escribieron bajo seudónimo una parodia para otra publicación, también sobre vehículos: Le Vélo. Titulada Le Four ("el horno", o, en lenguaje popular, "el fiasco"), llamó la atención del editor Arthème Fayard, quien les encargó una serie de cinco novelas fantásticas con un tema en común. El día siguiente de la reunión con Fayard se pusieron a pensar juntos y se les ocurrió un montón de ideas, pero ningún título; más tarde, en el metro, a Allain se le ocurrió el nombre de Fantomus. Souvestre lo anotó y posteriormente se lo mostró a Fayard, quien se equivocó y leyó Fantomas, un accidente sin duda afortunado, ya que si Fantomus no es demasiado sugerente, Fantomas está por alguna razón rodeado de misterio. Gracias a una fulminante campaña publicitaria, la primera novela tuvo un éxito instantáneo, y las continuaciones, a menudo dictadas por los autores para ahorrar tiempo y a veces producidas en el espacio de un par de días, eran esperadas con una impaciencia que rivalizaba con aquélla con que los franceses de clase alta aguardaban en tiempos de Luis XV la llegada de las primeras judías verdes...Pero Souvestre murió repentinamente de una gripe en 1914, y pocos meses más tarde estalló la guerra y Allain partió al frente. Sobrevivió para escribir el solo once novelas más sobre Fantomas, así como una gran cantidad de obras de vida efímera sobre otros temas, casándose finalmente con la viuda de Souvestre. Cuando murió en 1969, tres semanas antes de cumplir ochenta y cuatro años, seguía siendo al parecer una persona jovial y aventurera, satisfecha con su singular carrera, que no cesó de escribir ni de conducir compulsivamente los coches que coleccionó hasta casi el final de su vida. (Del prólogo a "Fantomas")
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