Año CXXXIV
 Nº 49.052
Rosario,
sábado  10 de
marzo de 2001
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La vida real como opción
Los shows inspirados en hechos y personajes verdaderos vienen de 1931

"Gran Hermano" no es una idea original. Si bien las características tecnológicas le otorgan "personalidad propia", está inspirado en una serie de programas radiales y televisivos que datan de 1931, cuando Don Hewitt, el archiconocido gestor del noticiero estadounidense "60 minutos", propuso a sus periodistas reinventar "March of Time", un informativo radial dramatizado con historias de la vida real. Estaba en lo cierto: 50 millones de espectadores y una facturación de 70 millones de dólares sentaron el precedente.
Esa es la primera experiencia televisiva de un "reality show", o mejor para la década del 30, de un show con historias y personajes verdaderos. Para 1948, otra vez basado en un programa radial, "Candid Microphone" (micrófono inocente), algunos adelantados usando cámaras portátiles comienzan a captar los luego denominados bloopers. Era la vida real frente al ojo de una cámara, en situaciones poco decorosas. Las cámaras ocultas vendrían muchos años después.
El furor por la cotidianeidad y por revelar la intimidad no se detendría y en 1968, "The Phil Donahue Show" convidó por primera vez a personas normales para que arreglen sus cuentas en cámaras. Así nació el "talk show".
Pero el antecedente más cercano al formato de "Gran Hermano" viene de 1973, cuando la pequeña cadena estadounidense PBS emitió "An American Family", doce semanas registradas en la casa de la familia Loud.
Para la versión contemporánea de este tipo de programas, sus "inventores" se basaron en una novela escrita en 1949 por George Orwell llamada "1984". En ella, la sociedad está vigilada por un sistema central de computadoras que lleva el nombre de "Gran Hermano". En realidad, este nombre es una metáfora del miedo al Estado totalitario, a la falta de intimidad y de realización personal en favor del desarrollo colectivo. Es el "Gran Ojo", un dictador omnipresente, que revela los movimientos de cada uno de los hermanos.
Aggiornamientos de por medio (ya que Orwell no puede decir lo contrario), "Gran Hermano" viene a significar el poder absoluto de los medios de comunicación que están en todos lados y a toda hora. Una profecía que en realidad no es tal, sino sólo su esencia: la falta de control por parte del hombre moderno de su propia vida y de la comunidad en la que habita. Y su predisposición a ofrecerse en sacrificio mediático. Así sea por dinero, fama o, simplemente, por aburrimiento.


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