"Durante años a los estudiantes provenientes de otros puntos del país y se radicaban en Casilda les costó incorporarse a la vida social local. Sin embargo, ese trato fue cambiando con el correr del tiempo y ahora la situación es otra", aseguró Javier, quien explota la concesión del bar de la facultad. "Ahora, los chicos van al cine, clubes, gimnasios, y frecuentan bares y boliches, algo que antes no pasaba", agregó. "Esta es una ciudad tranquila y en términos generales no tenemos problemas importantes", dijo Luciana, quien está a punto de terminar de cursar la carrera. Pero para Verónica, también estudiante de quinto año y oriunda de Villa Gobernador Gálvez, un sector de la sociedad "suele discriminar a los estudiantes". Más allá de esta diferencia de criterios las dos jóvenes coincidieron en que "es una ciudad cara para los estudiantes y algunos se abusan con el precio de los alquileres".
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