La aftosa volvió a Inglaterra después de 20 años, pero la tradicional flema británica permitió que el problema se absorbiera con un poco más de transparencia que en el caso argentino. El ministro de Agricultura del país europeo, Nick Brown, anunció ayer la autoprohibición temporal de exportación de ganado vacuno y productos derivados tras detectarse un brote de la enfermedad en una cabaña. La medida, que prevé la suspensión hasta el 1º de marzo de las exportaciones de animales vivos, carne, leche y productos derivados provenientes del Reino Unido, fue ratificada por la Comisión Europea para evitar el contagio del mal al resto de los Estados miembros. Según Brown, "no se puede esperar y hay que tomar medidas de precaución" para "contener el brote y eliminarlo", y agregó que la prohibición no se levantará hasta que no "se regrese, tan pronto como sea posible, a una situación sin riesgo de la enfermedad". La epidemia se localizó en una granja y matadero del sureste inglés. A su alrededor se estableció una zona de exclusión que se mantendrá en tanto se investigue el brote. Un total de 27 ejemplares que mostraron síntomas de padecer la fiebre aftosa, serán sacrificados. El funcionario anunció asimismo que el Ejecutivo indemnizará a los ganaderos afectados por el sacrificio de animales.
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