Los argentinos Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, y Jorge María Mejía, archivero y bibliotecario de la Santa Sede, serán investidos hoy cardenales por el Papa Juan Pablo II, junto a otros 42 representantes de la Iglesia, durante el octavo consistorio de su pontificado. En una ceremonia en la plaza de San Pedro a la que asistirán unas veinte mil personas, el Papa impondrá el capelo rojo púrpura -que simboliza que están dispuestos a defender a la Iglesia hasta derramar la última gota de sangre- a los 44 nuevos cardenales, once de ellos latinoamericanos y un español. En tanto, mañana recibirán el anillo cardenalicio -el otro signo de su cargo- y concelebrarán misa con el Papa.
Por parte del gobierno argentino, viajó a Roma el secretario de Culto, Norberto Padilla, a la vez que también participarán de la ceremonia otros obispos argentinos, familiares y amigos de los cardenales designados.
Con la designación, que había sido anunciada el 21 de enero, los religiosos argentinos se convirtieron en los únicos cardenales del país que forman parte de este exclusivo cónclave, encargado de elegir al futuro pontífice. De esta manera, con estos nuevos 44 miembros, el colegio cardenalicio pasa a ser el más numeroso de la historia, con 185 integrantes, de los que 135 pueden elegir al sucesor de Juan Pablo II en un cónclave, pues son menores de 80 años.
Bergoglio y Mejía se suman a Juan Carlos Aramburu y Raúl Primatesta -cardenales eméritos de Buenos Aires y Córdoba, respectivamente- pero que superaron 80 años de edad y ya no conducen sus arzobispados.
"Mayor cercanía"
A poco de su designación, el Arzobispado difundió una declaración en la que el Bergoglio enmarcó su nombramiento en "la esencial consideración y cariño" que, dijo, el Papa tiene por el país, y destacó el significado de "la mayor cercanía" que tendrá ahora con el Pontífice. "Son todos los fieles de esta ciudad (Buenos Aires) que están debajo de la mirada del Santo Padre, y por ser esta la capital del país se hace extensiva a todos y cada uno de los argentinos. Juan Pablo II quiere mucho a la Argentina", sostuvo el flamante cardenal.
Monseñor Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, es a los 64 años una figura de relevancia creciente en el país. En mayo de 1992, Juan Pablo II lo designó obispo auxiliar y a los pocos años Antonio Quarraccino lo impulsó como su sucesor. Hace menos de un año sus pares lo eligieron como vicepresidente segundo del Episcopado.
En tanto, monseñor Mejía -de 78 años- fue compañero de estudios universitarios de Karol Wojtyla y desarrolló una labor intelectual en el país como director de la revista Criterio. Más tarde, se transformó en un acérrimo precursor del diálogo ecuménico y las relaciones con el judaísmo.
Durante la década del 70 ocupó la vicepresidencia de la Comisión Justicia y Paz del Vaticano, y llegó a ser secretario del Colegio Cardenalicio y de la poderosa Congregación para los Obispos, encargada de la designación de los prelados en todo el mundo.
Ambos obispos se encuentran en gran sintonía con la posición papal de defensa de la ortodoxia doctrinal -entre otros puntos se oponen al aborto y al divorcio, por ejemplo-, y expresan preocupación por los problemas sociales.