Dieciséis personas con cuadros de triquinosis fueron atendidas ayer en distintos efectores públicos de Rosario. Todas provienen de la zona sur de la ciudad y habrían consumido salamines que compraron a un vendedor ambulante que habitualmente comercializa chacinados en ese sector. Sólo un hombre de cincuenta años quedó internado para su observación mientras que el resto está bajo control ambulatorio en los hospitales Roque Sáenz Peña y Provincial. Hay una situación similar en todos los casos, "los pacientes adujeron que consumieron carne de cerdo sin faja de producción", dijo la directora de Epidemiología de la Municipalidad, Mónica Liborio. En ambos efectores confirmaron que aún no está el resultado de los análisis serológicos que permiten demostrar si "efectivamente" se trata de triquinosis, pero tanto Liborio como el director de Area VIII de Salud Provincial, Lelio Mangiaterra, adelantaron que "clínicamente" los síntomas de los pacientes así lo indican. Las primeras manifestaciones de la enfermedad, transmitida por un parásito que habita preferentemente en carnes de cerdo, son un fuerte estado gripal, vómitos, diarrea, fiebre, dolor muscular e inflamación en los párpados. Los once casos que se registraron en el Roque Sáenz Peña pertenecen a una familia que había consumido salamín comprado a un vendedor ambulante de zona sur. Los otros cinco son de la misma zona, también habrían accedido al alimento por la misma vía y fueron derivados al hospital Provincial. "No sólo hay que comprar productos debidamente habilitados, sino que hay que acostumbrarse a cocinar bien la carne y no dejarla jugosa. Si la cocción pasa los sesenta grados, la triquina muere y se eliminan los riesgos de la enfermedad", dijo el director del Instituto del Alimento, Marcos Monteverde. El funcionario municipal recomendó que cuando alguien tenga acceso a productos provenientes de faenas de campos que no hayan pasado por un frigorífico, el Instituto del Alimento está en condiciones de realizar un análisis de triquinosis "siempre que se trate de consumo casero y no para la venta". El director del Sáenz Peña, Héctor Fassi, confirmó que la evolución de los pacientes es favorable e insistió con que se debe prevenir a la ciudadanía ante esta enfermedad. "La gente se involucra inocentemente en estos casos, con chacinados cuyo origen es dudoso", resaltó. Los más peligrosos son los chorizos, salames, bondiolas, jamón crudo, chorizo colorado y queso de cerdo. Los síntomas pueden presentarse 24 horas después de haber comido el producto, pero también pueden tardar un mes en aparecer. Ante la menor duda, especialmente si se ingirió un producto no habilitado derivado de cerdo, es preferible consultar a un médico.
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