Gillespie dice que no se considera un personaje mediático, a pesar de que su mismo seudónimo nació en la televisión. Marcelo Rodríguez, un trompetista que tocó con Sumo, Divididos y Las Pelotas, se convirtió en Gillespie en el programa "Duro de acostar". Ahí formaba una dupla imbatible con Roberto Pettinato, otro músico que saltó sin intermedios a la pantalla chica. En los últimos diez años pasó por la radio ("Rock & Gol"), el cable ("Orsai", "Cara y ceca") y la televisión abierta ("Duro de acostar", "Medios locos"), y además se hizo tiempo para grabar un disco y presentarlo en vivo. Gillespie tampoco se considera un humorista, a pesar de que hizo reír en distintos programas con personajes desopilantes como Aníbal Hugo y el San Felipe que ahora discute en la radio con Gonzalo Bonadeo. El hombre orquesta no tiene planeado ningún descanso. Este año seguirá trabajando en La Red y TyC, grabó un programa piloto para Telefé, podría volver a "Medios locos" en Canal 7, va a editar su segundo disco y además está escribiendo un libro. En una charla con Escenario se definió como un "transgresor inocente", aseguró que es "un privilegio quedar encasillado" y dijo que ante las presiones siempre tiene "la renuncia en la mano". -¿Gillespie es un personaje o sos vos mismo? -Yo soy un personaje (risas), esa es la verdad. El nombre salió cuando hicimos "Duro de acostar". Yo trabajaba con Petti como libretista y como apoyo en off, pero cuando iba a aparecer en la pantalla yo no quería que me presentaran como Marcelo Rodríguez, sonaba horrible. Me imaginaba a Petti con el traje diciendo "¿Y a usted que le parece, Marcelo Rodríguez?" (risas). A mí siempre me gustó Dizzy Gillespie. Empezó como una humorada y después quedó como un seudónimo. A mí me gusta. -¿No es un riesgo quedar encasillado en ese personaje? -No, si lo que hago está bien, no. Es un privilegio quedar encasillado en algo en la vida. Mucho peor es quedar en el olvido. -¿Te molesta que te vean como un humorista? -Más o menos. Yo tengo momentos en los que soy gracioso. Pero el humorista está todo el día en esa postura. Yo cuando toco con mi banda, por ejemplo, soy superserio. -¿Es estresante tener que ser gracioso todo el tiempo? -Un poco sí. Pero yo no miro tanto al costado. Los que trabajan conmigo saben que yo de repente me ilumino y por ahí me oscurezco y me quedo callado. En ese sentido prefiero el trabajo en la radio, porque es mucho más relajado. Por ahí no brillás tanto porque llegás a un público muy definido, pero que también es muy fanático y seguidor, que tiene a la radio como un rito. En la tele, en cambio, los programas hacen una explosión y está todo el mundo hablando de eso, y a los 15 días ya pasaron a otra cosa. Ahí el público es más nómade. Además en la radio hay menos presión. -¿Qué entendés por presión en la tele? -En la tele hay mucha locura. La presión puede venir de la gente que te contrata, que quiere determinado producto, y en los programas diarios también hay una presión interna. Se forma como una familia y como en toda familia empieza a haber roles. Entonces cada programa se parece a "Vulnerables". -¿Eso te pasó en "Medios locos"? -Sí, y también con Pettinato. A mí me agobian los programas diarios. El año pasado hacía radio y el programa de cable. Después venía la trasnochada y eso genera un desgaste terrible. -¿Te gustaría volver al programa? -Todavía no hablé con Gastón Portal (el productor). Volvería al programa si se hace una o dos veces por semana. -¿Ahí se trabajaba con la libertad que parecía? -Sí. Era todo muy improvisado. Veíamos lo que había pasado en el día y se dividían los temas. Pero nadie sabía lo que iba a hacer yo. La gente del canal jamás me hizo una observación. Yo creía que iba a estar más acotado, y la verdad es que me sorprendió. Las veces que me reuní con los directivos del canal fue para brindar, y nadie me dijo que me había zarpado con algo. -¿Te lo dijeron alguna vez en otro canal? -No, porque yo soy una especie de desubicado ubicado. Trato de transgredir desde un lugar de mucha inocencia. No soy un tipo pesado, hay cosas personales con las que no me meto. No soy ajeno a lo triste o lo escabroso, pero no me gusta trabajar sobre eso. -¿Cuál fue el programa que más te costó hacer? -Eso tiene mucho que ver con el estado de ánimo de uno. A mí se me hizo difícil hacer "Duro de acostar" en el 98, cuando iba los viernes. Estábamos todos los días enclaustrados en una oficina en un subsuelo. Yo siempre esperé el programa semanal, y cuando llegó fue un embole. Ese año fue bastante denso para mí, mucho bar enfrente del canal, mucho tiempo perdido. Para hacer un muñequito de plastilina estaban tres días y a mí eso me sacaba de quicio. Además había un caos interno terrible porque Romay había vendido el canal. Los despedidos estaban en la puerta. Las cosas no salieron como nosotros queríamos. -¿Qué aprendiste de Pettinato? -El oficio de la televisión, desde el ritmo hasta la impronta de si se te ocurre algo decirlo al toque. Yo soy un tipo superlento, ya lo tengo asumido. Petti me enseñó cuándo hay que cortar, cuándo todo se convierte en un plomo. -¿Qué posibilidades hay de que vuelvas a trabajar con él? -El me llamó para trabajar en "Duro de acostar", pero el problema es que va a ser un programa diario. Además yo lo tuve muchos meses en ascuas con la respuesta, y ellos convocaron a otra gente. Ahora cerré contrato con el cable y con la radio para hacer programas todos los días. No quiero otro año de locura. -Aparecer en televisión, ¿te atrajo público como músico? -Cuando empecé en la tele pensé que eso se iba a dar. Pero lo que yo hago como músico es para un público minoritario. Es cierto que ahora se me hace más fácil conseguir lugares para tocar. El año pasado toqué en el teatro San Martín ante 900 personas. Y hay unas 200 personas que me siguen en los shows. -¿Tenés el sueño del programa propio? -Sí. Pero lo tendría que hacer todo yo, porque es muy difícil comunicar lo que uno quiere a otra persona. Me gustaría hacer un programa de bajo costo y de baja fidelidad, algo medio casero, editado en forma artesanal. A mí me pasó de pedirle algo a un editor y después cuando lo veía en la pantalla no era precisamente lo que yo quería. Y eso es lo mínimo. Imaginate todo el programa. -¿De qué se trata el piloto que grabaste con Mex Urtizberea para Telefé? -El programa se llama "El ojo que escucha", es un mix de actualidad y humor, que tiene algo de "Medios locos", por supuesto, y algo de "PNP". No sé si va a salir, porque esos canales tienen como 20 proyectos para cada horario. -En un canal como Telefé, ¿no tenés miedo a la presión del rating? -No, yo a eso no le tengo miedo porque me rajo. Yo no pongo muchas expectativas en la tele, es como que siempre estoy con la renuncia en la mano. Siempre fui así, aunque nunca haya renunciado. Yo tengo una filosofía medio zen, creo que las cosas siguen su rumbo naturalmente. -¿Te considerás un personaje mediático? -No, al contrario, yo soy un tipo que hace miles de cosas que se desconocen. Yo soy un trabajador. A veces nadie hilvana que yo soy el mismo que toca la trompeta, que hizo tal artículo para una revista, que está en la radio y aparece en la televisión.
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