Jerusalén. - El primer ministro electo de Israel, Ariel Sharon, se reunió ayer con el actual ocupante del cargo, Ehud Barak, para conversar sobre la formación de un gobierno de unidad nacional, informó Radio Israel. En este sentido, funcionarios de ambos partidos se reunieron también para perfilar la posibilidad de esa "gran coalición".
Está previsto que hoy, lunes, el conservador Likud dé una respuesta a las demandas de los laboristas respecto a sus exigencias para entrar en ese posible gobierno de coalición. Todo indica que las chances de un gobierno de este tipo, que aparecía muy improbable al momento del aplastante triunfo de Sharon en las elecciones del pasado martes, han crecido en cuestión de días.
Sharon, que derrotó de manera categórica a Barak en las urnas, declaró que le gustaría formar un gobierno de unidad nacional que incluyese el derrotado Partido Laborista, así como a otros partidos de la izquierda política israelí. Sin embargo, el principal obstáculo para esta iniciativa es la fórmula bajo la cual continuará el proceso de paz.
Según el director del equipo negociador del Likud, Ehud Olmert, se ofreció al Partido Laborista la misma cantidad de ministerios que tendría el Likud. Olmert, alcalde de Jerusalén, declaró que el gobierno de unidad está "muy cerca" y se mostró confiado en plasmar el acuerdo en breve.
El premio Nobel de la Paz Shimon Peres declaró que las posibilidades de formar esa "gran coalición" están en 50-50", informa la radio nacional israelí. Tanto Peres como Olmert aseguraron que un gobierno de unidad reflejaría, en todo caso, "la voluntad del pueblo".
Por otra parte, aumenta la falta de consenso entre las filas laboristas acerca del asunto. El ministro de Justicia saliente Yossi Beilin, han amenazado con abandonar el laborismo y crear una nueva formación política con otros pequeños partidos liberales si su partido gobierna en coalición con el Likud.
Las exigencias de cada lado
El Partido Laborista de Barak, la mayor facción en el Parlamento, demanda varios compromisos de Sharon, según Ofir Pines, representante laborista en las conversaciones. Sharon debe acceder al desmantelamiento de algunos asentamientos judíos en Cisjordania y la franja de Gaza, y debe permitir el establecimiento de un Estado palestino si desea que los laboristas se unan a una coalición, dijo Pines a radio Israel. "Sabemos que aquellos que no están dispuestos a desmantelar los asentamientos en la vía para la paz, no traerán la paz", agregó Pines.
Reuvin Rivlin, un funcionario del Likud, dijo que Sharon no aceptará desmantelar ninguno de los 144 asentamientos, en los cuales viven unos 200.000 residentes. "Dios no permita que nosotros lleguemos a decir que un judío traído aquí, en una misión para todos nosotros, y con intenciones totalmente sionistas, deberá ser desalojado", advirtió Rivlin.
Barak desea que unos 160.000 residentes de los asentamientos queden bajo soberanía israelí, pero está dispuesto a abandonar otros asentamientos pequeños y aislados como parte de un pacto de paz.
Los laboristas no exigen que las conversaciones produzcan un acuerdo final de paz mientras Sharon esté en funciones, dijo Pines. El primer ministro electo israelí ha declarado que buscará un acuerdo temporal a largo plazo con los palestinos, pero no un acuerdo final.
Entretanto, los territorios palestinos han vuelto a ser escenario este fin de semana de disturbios. Tan solo en la franja de Gaza se registraron 27 ataques incendiarios, aunque sin víctimas mortales. Posteriormente, se registró un muerto en cercanías de Gillo, un barrio hebreo en la periferia de Jerusalén.