 |  | Opinión Falso crecimiento y fantasía política
 | Carlos Duclós
Resignada y acostumbrada a esta vida en la que se tiene menos acceso no sólo a aquellas cosas que ofrece el mercado, sino a las que son determinantes para la existencia humana, como trabajo, salud, educación, seguridad y justicia, la sociedad argentina, pese a todo, espera ilusionada. Después de todo, son los momentos de mayor sufrimiento los que despiertan las grandes esperanzas y sueños. "Cuando todo retorne a la normalidad y habitemos, como antes, nuestra casa decentemente arreglada, no podré dejar de asombrarme al recordar hasta qué punto hemos descendido", escribió Ana Frank el sábado primero de mayo de 1943 en su oscuro y mísero refugio desde el que procuraba eludir, junto con su familia, la implacable y cruel persecución nazi. Sin pretender equiparar la vida de muchos argentinos con los angustiantes momentos de la joven judía, bien podría decirse que no pocos en este país repiten aquella flagelante frase: "¡Hasta qué punto hemos descendido!". Y no sólo en cuestiones específicamente económicas y macrosociales, sino en muchos aspectos que hacen a la vida cotidiana que en definitiva es la vida más importante. La escrupulosidad, la responsabilidad de los actos y la actitud de servicio de otros tiempos es apenas hoy una rareza, una virtud en clara extinción que nadie se ocupa de proteger y cultivar. Los dirigentes argentinos son tan intrépidos y audaces que hoy llegan a afirmar a las autoridades del FMI y al nuevo gobierno norteamericano, como es el caso del ministro Machinea, por ejemplo, que "la Alianza está más fuerte que hace dos meses atrás". Tal vez el titular de la cartera económica suponga que es tan fácil convencer al establishment internacional como presume que se cautiva al electorado Lo cierto es que la realidad es otra. El Frepaso y el radicalismo en el gobierno nunca estuvieron tan encontrados como ahora y basta reproducir algunas frases de sus dirigentes para comprobarlo: "el gobierno debe romper la idea de obsecuencia de seguimiento automático" (a Estados Unidos), dijo Chacho Alvarez en relación con el voto argentino sobre la cuestión de los derechos humanos en Cuba, advirtiendo y discrepando con la intención gubernamental de votar con los norteamericanos. Al referirse a la cuestión de las coimas en el Senado de la Nación, el diputado frepasista Darío Alessandro lanzó sus dardos al delarruismo: tras exigir que no se presione a la justicia, remarcó que "la unidad de la alianza no significa que haya que mirar para otro lado". Mucho más allá fue la diputada nacional Alicia Castro, quien reconoció que "hoy no haría campaña para la alianza tal como está". Desde el oficialismo, a la hora de la réplica, no se quedan atrás y así el senador radical Genoud, dijo que Chacho Alvarez "hace todo lo posible para agitar a la gente. Pretende instalar que el Senado es un resumidero". Su colega Javier Meneghini profundizó la crítica y dijo que "el objetivo de Chacho es atacar al gobierno de De la Rúa". En este marco, Machinea le dijo al titular del FMI, Horst Kohler, que la Alianza está fortalecida, cosa que el alemán no cree, desde luego. Al titular de Economía le calza ya, casi a medida, el calificativo: ¡Un político típicamente argentino! Ni más ni menos como es típico de la política argentina que algunos sucesos que irritan a la sociedad se aprovechen, de paso, para hacer campañas electorales, como el suceso del Senado. El interrogante no puede dejar de pasarse por alto: el ex vicepresidente de la Nación, Carlos Alvarez ¿debió esperar a que se sucediera este desgraciado hecho de las coimas para proponer un nuevo Senado en el que haya sueldos más bajos y más transparencia? Otro de los que impulsan reformas al Senado es el ex presidente Raúl Alfonsín y ahora futuro candidato a senador nacional por Buenos Aires ¿Podría cuestionarse a algún ciudadano si cree ver en todo esto, además de las buenas intenciones, claro, un eje de campaña? Todo parece estar sospechado en la Argentina. El juez Adolfo Bagnasco anunció su intención de enrolarse en las filas del peronismo y dedicarse a la política. Pero vaya casualidad, el magistrado encarceló al menemista Dadone días atrás por el caso de las coimas IBM-Banco Nación y recibió el ofrecimiento de Carlos Ruckauf enfrentado con el ex presidente de la Nación. Por supuesto, nada tiene que ver la detención del ex titular del Banco Nación con la cuestión política y electoral, o viéndolo desde otro punto de vista tal vez sí, porque no puede negarse que el caso le ayuda al juez para su marketing político. La realidad del ciudadano argentino nada tiene que ver con la de la clase gobernante que, en otra dimensión, habla de fortalecimiento gubernamental y país en desarrollo, mientras se lanza, abierta y desenfadadamente al ruedo de la campaña electoral. Las últimas encuestas sostienen que en el rubro alimentos el consumo cayó el año pasado entre un uno y un cuatro por ciento y el seis por ciento la venta en el rubro ropa. Según el Indec durante el mes de diciembre pasado, las ventas tuvieron una tasa negativa del siete por ciento. En octubre, la tasa de desempleo fue del 14,7 por ciento El presente para la familia argentina es duro y el futuro para los jóvenes preocupante. Los mismos jóvenes que desde el sórdido escondite, con frecuencia no buscado ni querido del ocio y la cerveza, piensan también mirando a sus dirigentes: ¡Hasta dónde hemos descendido!
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