Año CXXXIV
 Nº 49.025
Rosario,
domingo  11 de
febrero de 2001
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El testimonio de un vínculo de dolor
James Joyce visto por su hermano Stanislaus
En "Mi hermano James Joyce", Stanislaus Joyce descubre aspectos de la intimidad del autor de "Ulises"

Paola Piacenza

En su diario, Stanislaus Joyce (1884-1955), hermano del escritor irlandés James Joyce (1882-1941), dice acerca de la confesionalidad del escritor del Ulises en su texto autobiográfico, "Stephen, hero", que "se supone que Jim (James) habla francamente acerca de sí mismo, pero su estilo es tal que se podría decir que se está confesando en un idioma extranjero, una confesión mucho más fácil que si la hiciera en lengua vulgar". James Joyce eligió la "otra" lengua de la ficción para narrar sus años de adolescencia vital y literaria. Años después, su hermano Stanislaus incurriría en el mismo desplazamiento al escribir una suerte de autobiografía en segunda persona: "Mi hermano James Joyce", en la que la extranjería es el nombre del otro.
La primera persona de Stanislaus legitima su enunciación en el pronombre posesivo de una fraternidad memorable. Su "yo" -como en la vida, según se desprende de la lectura de estas páginas- no se reconoce sino en la especularidad del tú que representa su hermano mayor. "Mi hermano" es la forma sustituta más frecuente utilizada por Stanislaus para referirse a James. Cierto es que también recurre al diminutivo familiar -"Jim"- pero la primera forma es la que mejor representa el régimen de escritura del texto complejamente situado entre la subordinación y la postulación de un dominio.
El título original de la obra que ahora publica Adriana Hidalgo es "My brother"s keeper" -literalmente "el guardián de mi hermano". La frase cita el episodio bíblico de Caín y Abel (Génesis 4-9). Richard Ellmann, principal biógrafo de James Joyce y autor de la introducción, cuenta que Stanislaus solía bromear agregando a la cita del título: "Usted sabe ... Caín". El sarcasmo no tendría, no obstante, ninguna consecuencia más allá de la rebeldía a un destino de sombra cuya irresolución escribe estas páginas. En los años de madurez, reencontrados los hermanos en la ciudad de Trieste, Italo Svevo -el escritor italiano que más apoyará a James en su obra final- caracterizaría al sufriente hermano menor como haciendo de Sancho Panza para el Quijote que representaba James.
El relato del profesor Joyce comienza con el retrato de la vida familiar, la infancia, los parientes, los paseos y las vacaciones compartidas y se extiende hasta la primera juventud de James para interrumpirse abruptamente. El texto queda inconcluso con la muerte de Stanislaus el mismo día que su hermano había consagrado para la literatura: "Bloomsday" o el "Día de las flores" para los irlandeses. El día más corto en la vida de Stanislaus sería un 16 de junio, paradójicamente el día más largo que la literatura haya contado jamás y de la mano de su hermano en "Ulises".

Lo verdadero y lo falso
Stanislaus Joyce narra minuciosamente desde el registro de su memoria y del diario personal que llevó desde la adolescencia y que su hermano acostumbraba a leer sin licencia. Su lealtad al pasado común y a la centralidad de la figura de James se traiciona en escasos momentos en los que busca hacerse de un espacio para su propia postulación en el estrecho margen que le había dejado el genio y la fama de su hermano. Entre la "admiración y la rivalidad", para emplear las elocuentes palabras de T. S. Eliot en el prefacio, construye un retrato de James que se confunde con la topografía de Dublín, los personajes y escenas de novelas y cuentos y la figura del padre, al que no cesa de caricaturizar y degradar en su torpeza y mezquindad. Se ocupa laboriosamente de deslindar lo "verdadero" de lo "falso" en las apreciaciones de biógrafos y de críticos autorizándose en el conocimiento de primera mano que constituye el lazo consanguíneo.
El profesor Joyce sentencia "Nada más lejos de la verdad" en más de una oportunidad con un carácter categórico que elude cualquier cuestionamiento. De hecho, por ejemplo, en la referencia a algunos de los cuentos de "Dublineses" (1914), no sólo decide cuál es la correcta interpretación de las acciones y personajes sino que reclama para sí parte de la autoría. Sea como protagonista de los hechos fuera de la ficción o como corrector de los primeros borradores del texto, son estos los momentos en los que consigue liberarse de la sujeción de ser "el hermano de..." reinvirtiendo la dirección de la misma: James, hermano de Stanislaus. Dice en una ocasión: "Sólo dos de los cuentos, "Encuentros" y "Una madre", (...) se basan en experiencias personales. El resto de los cuentos son pura ficción o está realizados sobre la base de experiencias ajenas, fundamentalmente la mía".
En el recuerdo de los años escolares y de la vida familiar de los Joyce, Stanislaus no disimula la centralidad de James en la numerosa serie de hermanos y hermanas separados por escasos años. Las diferencias de madurez política (indiferencia de James; militancia de Stanislaus); religiosa (sátira de James y hostilidad militante de Stanislaus frente a la iglesia católica) y éticas (promiscuidad sexual y despilfarro económico de James; recato y laboriosidad en el hermano menor) se anuncian en lo que parecen triviales sucesos infantiles y juveniles. James es el primero de la clase, ganador de numerosos premios por composiciones literarias y de becas escolares que contribuyen a financiar sus estudios; Stanislaus es un alumno mediocre, soslayado en el ambiente hogareño hasta el punto de tener la impresión de que le habían dado un premio "por error" en ocasión de que siendo merecedor como su hermano de una distinción nadie creyó necesario mencionarlo en la familia. Mientras que James goza del aliento y el respaldo de su enérgico padre, Stanislaus lo desprecia profundamente y rescata la abnegada solidaridad de su madre.
Finalmente, Stanislaus -sin salirse de su rol de "hermano"- escribe también una biografía literaria señalando no sólo las correspondencias o explicaciones vitales de los textos sino narrando el camino de la escritura que llevará a James Joyce de la redacción de los poemas de "Música de cámara" (1907) hasta el abandono de la poesía y la consagración de la prosa en "Stephen, el héroe" y "Retrato del artista adolescente". Asigna una fuerte importancia a la primera tarea de James como colaborador de la revista Fortnightly Review, que le ofrecerá posibilidades tan diversas como iniciar una correspondencia con Ibsen (su escritor más admirado), darse a conocer en el ambiente literario y comprar libros de ediciones de lenguas extranjeras. Puede leerse, también, el momento en que empieza a registrar sus famosas "epifanías"; breves notas de manifestaciones o revelaciones basadas en el observar atento de la vida diaria, sus personajes, discursos y objetos. Un capítulo aparte constituye el comentario de las lecturas de James y su relación con los libros porque en buena medida conforman una metáfora tanto de su posición ante la vida como del rol que cada cual asumía en la relación fraternal. Como en la vida, Stanislaus cuenta que en sus lecturas se remitía a las elecciones de su hermano y afirma que se sentía "un poco culpable" cuando juzgaba por sí mismo. Mientras que James "devoraba los libros", él era un lector "lento".
Biografía literaria y vital de James Joyce; autobiografía diferida de Stanislaus; un texto necesario para comprender la obra de uno de los principales escritores contemporáneos; este libro es sobre todo el testimonio de una relación que como todo vínculo "es un vínculo de dolor" según las palabras que James incluyó en el cuento "Un caso lamentable", después de robarlas del diario de su hermano.



Joyce, evocado "desde la admiración y la rivalidad".
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